Toledo cede ocho piezas a las «Edades del hombre»

EFE

La Archidiócesis de Toledo ha cedido ocho obras de arte a la exposición «Las Edades del Hombre», que se celebrará en cuatro sedes de Ávila y Alba de Tormes (Salamanca), y que en esta ocasión estará dedicada a la figura de Santa Teresa de Jesús. En concreto, se trata de seis óleos, un altar portátil y un hábito de la Santa, de lana tejida, que se conservan en el convento de San José de Toledo.

Las pinturas son «Cristo esperando la crucifixión», anónimo (siglo XVI); «La Santa Faz», atribuido al Greco; «Cristo alimentando a Santa Teresa, anónimo (XVII), «Cristo Crucificado», de Luis Tristán (1620); «La Inmaculada Concepción», de Claudio Coello (1674); y «Jesús dispara su dardo de amor divino a Santa Teresa», de Antonio Pereda (XVII).

De estas ocho piezas, cuatro han sido restauradas para ser expuestas en Ávila, tal y como señaló Gonzalo Jiménez, secretario general de la Fundación «Las Edades del Hombre», quien destacó la «generosidad» de Toledo para ceder estas obras.

Jiménez insistió en que el coste de la restauración ha corrido a cargo de la Fundación, y que, por otra parte, era necesaria en el caso de muchas de las obras expuestas «las hemos bajado por primera vez del lugar donde fueron colgadas hace 400 años».

De las 206 piezas que se muestran este año, 100 proceden de conventos de clausura, y el 35 % de ellas han necesitado restauración, en la que la Fundación ha invertido unos 200.000 euros.

En la rueda de prensa de presentación de estas obras, el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, destacó la trayectoria de las 35 ediciones de «Las Edades del Hombre» que ya se han organizado, una exposición que «desgrana lo que la fe cristiana ha generado en las bellas artes». Es una muestra, dijo Rodríguez, de «belleza, verdad y vida», especialmente en esta ocasión en que se dedica a santa Teresa de Jesús con motivo del V centenario de su nacimiento.

En la misma línea, el secretario general de la Fundación valoró que este año la exposición busca mostrar la figura de La Santa a través de su iconografía, en la que se demuestra que fue «un ejemplo de vida». De hecho, insistió en que toda la muestra gira en torno al «coraje, valor y fuerza» de una mujer que «se atrevió a abordar la reforma de la Iglesia desde dentro de la Iglesia».

Santa Teresa de Jesús visitó Toledo por primera vez en 1562, aunque no fue hasta 1569 cuando volvió para fundar, «con muchas dificultades, el convento de San José.

Fue esta ciudad, además, la que eligió en 1576 para «obedecer» la orden de Roma de que «se quedara una temporada tranquila» y no fundara más conventos, como señaló el experto en su figura José Vicente Rodríguez, carmelita descalzo. Este estudioso defendió también que Toledo fue «es escritorio» de Santa Teresa, ya que aquí redactó muchos de sus textos, como «El libro de la vida», «Las exclamaciones» o el comienzo de «Las moradas».

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