EN EL SERVICIO A TOLEDO

Dos concejales socialistas, Rafael Perezagua y Gabriel González, que abandonan el Ayuntamiento de Toledo al no concurrir de nuevo, ofrecen rueda de prensa como despedida de legislatura y en ella ambos se muestran orgullosos de haber servido a la ciudad, y se disculpan con quienes hayan ofendido durante su actividad en los escaños. Esto es algo a lo que no estábamos acostumbrados y que demuestra el señorío político de estos dos concejales tras doce años defendiendo los intereses de los toledanos, bien en la oposición o formando parte del gobierno.

Tanto González como Perezagua han demostrado saber, ser y estar en las tareas encomendadas, capaces de estrechar lazos de amistad con sus compañeros en la Corporación, y por supuesto dejan huella de calidad humana cuando piden disculpas si no han sabido o podido atender a todo el mundo, o si en algún momento se han enfadado más de la cuenta, solicitando comprensión para las posibles equivocaciones en las tareas ejercidas.

En los tiempos que estamos, la despedida de ambos ediles del PSOE es para enmarcarla y prestarle la máxima atención, dado que se confían a los ciudadanos, entonan el mea culpa por los fallos en los que pudieron incurrir, y agradecen la oportunidad que les ofreció su partido para servir a la ciudad de Toledo de la mejor forma posible, a través de una trayectoria vocacional que «engancha» y de la que están muy orgullosos

Después de este detalle de naturalidad, la imagen de ambos gana enteros y me imagino que Emiliano García-Page, si llega a la Presidencia de Castilla-La Mancha, les tendrá muy en cuenta para disponer de ellos en algunas tareas de su Gobierno, porque no es fácil encontrar sintonía política más adecuada para poder engrandecer los destinos de su mandato autonómico.

No cuesta nada, demostrado está, sentarse tras un micrófono en la despedida y pedir disculpas por los posibles fallos cometidos y tampoco es algo irrealizable agradecer la relación de quienes con ellos han completado tres legislaturas municipales, al tiempo que exhiben su orgullo y honor por «haber servido a Toledo que es nuestra amada ciudad».

Desde aquí, también nuestro agradecimiento por su franqueza que queda como ejemplo.