Picaduras que asustan

Picaduras que asustan ABC

M. M.

Los pescadores piden que se fumigue en las riberas del Tajo a su paso por Toledo para acabar con los mosquitos

A ciertas horas del día, las riberas del río Tajo a su paso por Toledo son un peligroso lugar que es mejor no pisar cuando el calor aprieta bastante. Así, la masiva presencia de mosquitos, más si cabe después de las lluvias, ha proliferado con la subida de temperaturas desde mayo.

Gerardo y Sagrario lo sintieron en carne propia el domingo, entre las ocho de la mañana y el mediodía. Gerardo estaba pescando en el Tajo a la altura de las Cortes de Castilla-La Mancha y Sagrario se encontraba en el quiosco que regenta en la plaza del Diamantista. A ambos les separaban 800 metros.

Tras las picaduras de mosquitos, el ojo derecho de Gerardo se hinchó tanto que parecía una pelota de ping pong. La inflamación le alcanzó hasta la nariz. Sin embargo, y a pesar del aspecto de su cara, no fue a ningún centro sanitario para que le atendieran. «Se puso hielo y le hicimos unas curas caseras», cuenta su amigo y pescador Pablo Corrales. A Sagrario, en cambio, la picadura le afectó una rodilla, aunque lo más llamativo era el tamaño del orificio del picotazo.

Inyectar «Urbason»

Pero Sagrario y Gerardo no fueron las únicas víctimas. Ángel Luis, un militar que estaba a esa misma hora en esa zona, tuvo que ir a la enfermería del cuartel donde trabaja en Madrid, mientras que Marian, la mujer de un pescador, se desplazó al hospital para que le inyectaran «Urbason» con el fin de aminorar la inflamación.

Así lo cuenta Pablo Corrales, que ya se había dirigido al Ayuntamiento para pedir que la autoridad competente fumigase y desbrozase la zona. «Me dijeron que lo harían después del Corpus», recuerda.

Sin embargo, Corrales reconoce que no sabe de quién es la responsabilidad en este asunto, aunque apunta a la Confederación Hidrográfica del Tajo. «No quiere saber nada», asegura el pescador, quien recuerda que días atrás el olor a orín en las riberas del Tajo fue insoportable. «El agua está estancada, no corre, ¡algo habrá que hacer!», exclama. Afortunadamente, la cara de su amigo Gerardo ha dejado de ser un mapa.

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