EL TRASVASE QUE NO CESA

Días pasados y cumpliendo con su tradicional y obligada decisión, la Confederación Hidrográfica del Tajo autoriza un nuevo trasvase hacia los territorios del Levante, sin reparar en que los embalses de Enterepeñas y Buendía se encuentran en pésimas condiciones y la cuenca del Segura pasa por uno de los mejores momentos en cuanto a reserva de hectómetros cúbicos se refiere. Pero así son los dictámenes continuos de la dichosa Confederación, que siempre es noticia para asegurar el suministro acuático de los frutales de Murcia, pero que jamás nos informa sobre las actuaciones llevadas a cabo para evitar la suciedad que transcurre por el río Tajo y el escaso caudal que falta a su paso por una ciudad, Toledo, que es Patrimonio de la Humanidad.

Las depuradoras que vierten al río Tajo no se encuentran en las condiciones obligadas, la oxigenación de sus aguas es mala, el olor del mínimo caudal es nauseabundo, los pescadores que anzuelan una carpa o un barbo deben devolverlo al agua de inmediato por ser incomestibles y amenazar la salud del consumidor, y así algunos problemas más que están ahí desde siempre y para los que nunca se encuentra solución.

Por ello muchos toledanos se preguntan qué pinta la Confederación de este curso acuático, cuál es el motivo que la obliga a dar siempre la espalda a nuestros intereses, y por supuesto por qué no erradica las deficiencias que proliferan en el recorrido del río Tajo a su paso por las ciudades y pueblos establecidos en sus riberas. Luego va siendo hora de que a la Confederación se le anteponga el nombre del Segura, dado que la importancia de esta cuenca prima siempre en deterioro de la otra. Confederación Hidrográfica del Segura-Tajo sería lo más idóneo y así cualquiera puede entender que lo importante es completar los pantanos levantinos sobre todo lo demás. Y desde aquí felicitamos a la huerta murciana porque llueva o no siempre tendrá agua del Tajo para el riego de sus frutales. No sé como lo consiguen, pero enhorabuena.

Por cierto, si en vez de ser castellano-manchegos fueramos catalanes, ¿quién sería el guapo que diera la orden para traspasar tan solo un litro del río Tajo a alguna otra cuenca hidrográfica? ¡Faltaría más, hombre!