EL SUELDO DEL PRESIDENTE

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, exige desde la plaza de Zocodover que Emiliano García-Page, cuando sea presidente de Castilla-La Mancha, equipare su sueldo mensual a la dotación económica de tres salarios mínimos interprofesionales. O sea, el máximo responsable de un gobierno autonómico cobrando menos que uno de los ordenanzas de cualquiera de sus consejerías con algunos trienios funcionariales en su haber. Algo que ni se explica ni se entiende, pero que cae muy bien ante la galería, aunque ésta tan solo está pendiente del permiso penitenciario de Isabel Pantoja, que es lo que de verdad interesa para satisfacer las inquietudes informativas de España entera.

Ya en su momento, cuando María Dolores de Cospedal dejó sin nómina a los diputados regionales, dije aquí mismo «que no era eso», que todo el que ocupe una actividad profesional, aunque sea política, debe contar con un sueldo mensual, pero como al parecer a los ciudadanos les cae requetebién sacudir los bolsillos de los políticos hasta dejarlos vacíos, pues los escaños autonómicos se quedaron sin dinero y a otra cosa mariposa, que la demagogia hace acto de presencia, olvidando aquello de que «lo gratis no tiene valor».

Un presidente de Castilla-La Mancha, al igual que otra persona que ocupe cargo parecido en cualquier ente autonómico, debe tener una nómina acorde con su categoría y responsabilidad de gestión, porque así debe ser para cumplir con los requisitos del puesto destacado. Lo de disminuir la nómina no conduce a nada, es el chocolate del loro, y desde luego los presupuestos regionales no se van a ver alterados por conceder lo que desde un punto de vista objetivo es lo más justo.

No se entendería que en cualquier entidad, un subalterno cobre más que el ejecutivo de más alto rango. Por ello, hay que eliminar de una vez estas peticiones que tan solo se airean para recibir el aplauso populista del momento, aunque el mismo impulsor de la idea no esté muy convencido de su propuesta. Pero en política nada se desperdicia y, si conviene pasar de los insultos al himno nacional en un partido de fútbol, pues también conviene rebajar el sueldo de un alto mandatario, porque la calle siempre escucha lo de «sí se puede», aunque difícilmente se comprenda. Seamos serios, por favor.