Las historias de un hospital que «de la necesidad, hizo virtud»

JUAN ANTONIO PÉREZ

La víspera del Corpus de 1971 María Josefa (se omiten sus apellidos por la Ley de Protección de Datos ) llegó al hospital Virgen de la Salud de Toledo «en una situación crítica, muriéndose, con un edema de pulmón y una palidez extrema». Tenía una insuficiencia renal y había que salvar su vida.

«Se contactó con unos laboratorios en Madrid y se trajo material para practicarle una diálisis peritoneal. Se llamó a la directora de la Escuela de Enfermería, llegó con un grupo de alumnas, se les dio una formación ‘in situ’ y la diálisis peritoneal se realizó en la cuarta planta». Entonces, no lo sabía la dirección del hospital, pero se acababa de montar un programa de crónicos renales.

Así fueron los inicios del hospital, en los que «de la necesidad, se hizo virtud». Un comienzo «melodramático, pero es la verdad», como la vida misma. Si no, que se lo pregunten a María Josefa, a la que aquella diálisis le salvó la vida.

Los doctores José Conde y Ángel Ayensa contaron ayer esta y otras anécdotas en el salón de actos del Virgen de la Salud. Ambos fueron los elegidos para describir «la historia e historias» de los 50 años de vida que precisamente hoy cumple el centro sanitario. Antes de la mesa redonda, y ante un salón lleno de profesionales, se había proyectado un vídeo sobre el año 1965, realizado por el documentalista Alfonso Arteseros.

El doctor Conde fue el encargado de contar la historia del hospital, como si de un libro de texto se tratara. El doctor Ayensa relató las semblanzas, esas que no aparecen en los libros, de la gente que ha formado y/o forma parte de este centro sanitario. Que no es lo mismo: porque una cosa es leerlo y otra vivirlo.

¿Por qué no a Madrid?

Y lo que se vivió en los primeros años del hospital fue cierto complejo de los toledanos hacia el Virgen de la Salud, por aquello de que era nuevo, y en favor de los hospitales de Madrid. «En cuanto ingresabas a un enfermo y pasaban dos o tres días, enseguida venía un familiar y decía: ‘Oye, ¿por qué no lo mandamos a Madrid?, que allí hay más medios’. A mi eso me molestaba y un día dije a un familiar: ‘Mire, usted, hace dos meses yo era médico de Madrid y veía enfermos que me mandaban de Toledo. Y ahora me he venido a Toledo para que no se tenga que molestar usted. ¡No hace falta mandarlos a Madrid!’», contó Ayensa entre las risas de los presentes.

Cuatro etapas

Para el doctor Conde, los 50 años del hospital se pueden dividir en cuatro etapas. La primera va de 1965 hasta 1978, «una década prodigiosa», aunque no fue hasta 1971 cuando se empezaron a crear los servicios y especialidades que hay ahora. La segunda terminó en 1988, un año después de que un incendio costará la vida al bombero Pablo Carrasco. Aquel día de finales de enero, la «solidaridad vecinal» acogió en sus casas a cientos de enfermos.

La tercera época, de 1989 a 2001, en realidad fue el paso del Insalud al Sescam; mientras que la actual está jalonada por el «tsunami» de una crisis que empezó en 2008 y comenzó a notarse en 2011. Aunque, según el doctor Conde, «lo sustancial se ha sostenido y esperamos haber tocado fondo». Porque «el repaso de nuestra historia nos obliga a ser optimistas en el futuro».

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