Miguel Esteban «es el lugar de La Mancha» en El Quijote
Tres estudiosos de la obra coinciden en señalar este pueblo como la cuna del libro
Reputados estudiosos de la obra «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha» se han dado cita en Miguel Esteban para participar en el ciclo de conferencias de las I Jornadas Cervantinas «Miguel Esteban, cuna de Don Quijote». A través de diferentes tesis basadas en documentos y estudios de diversa índole, y ante el numeroso público que se congregó en el Museo Etnográfico «Casa del Tío Félix», todos los ponentes defendieron que Miguel Esteban «es el lugar de La Mancha» al que Cervantes hace referencia en la obra más universal de la literatura.
Ciriaco Morón, catedrático emérito de Cornell Univesity de Estados Unidos, impartió la charla «Espacio, tiempo y realismo en El Quijote», en la que señaló que los primeros cinco capítulos de la obra «claramente apuntan a Miguel Esteban como el lugar del que dice Cervantes que no quiere acordarse, que no puede acordarse».
Añadió que, aunque en la segunda salida hay menos realismo en la presentación del espacio y del tiempo, en la primera salida «el triángulo es Miguel Esteban, El Toboso y Quintanar de la Orden». En su opinión, que el lugar de La Mancha sea Puebla de Almoradiel es menos probable porque en las Relaciones a Felipe II de 1576, aparece como un pueblo que no tenía ni un solo hidalgo, y no es probable que entre 1580 y 1600 se establecieran en él cinco o seis hidalgos para que Alonso Quijano «el bueno» fuera uno de ellos.
En cambio, Miguel Esteban en 1580 tenía hidalgos pero no tenía barbero, «pero es mucho más fácil que se estableciera un barbero en esos 20 años».
Por su parte, el archivero e historiador del Derecho Francisco Javier Escudero habló del miguelete Francisco de Acuña como el modelo vivo de Don Quijote. En su disertación, recalcó que Francisco de Acuña era un hidalgo que, junto con sus dos hermanos, en el año 1581 y vestidos de caballeros (con casco, armadura y escudo), intentaron matar con una lanza a un tal Diego de Villaseñor en el camino entre Miguel Esteban y El Toboso.
Escudero mantiene que «existe la posibilidad de que Cervantes conociera esta historia», puesto que el propio autor reconoce en otra obra que los Villaseñor eran amigos suyos. Otra coincidencia más es que Francisco de Acuña estaba casado con una labradora de El Toboso que se llamaba María Alonso.
El tercer ponente, el ingeniero agrícola y del Medio Rural José Arias, afirmó rotundamente que «está clarísimo que Miguel Esteban es el lugar de La Mancha». Arias explicó que sus estudios comenzaron al intentar encontrar en entronque entre la Cañada Real Soriana y la Cañada Segoviana y pensó que ese pudo ser el escenario de la batalla de las ovejas que aparece en El Quijote. A partir de ahí, fue buscando la venta, el cruce de caminos, el batán y llegó a la conclusión de que «la geografía en El Quijote existía».
El ingeniero mantiene que el cruce de caminos que aparece en la obra cervantina en el que Don Quijote aparcó a Rocinante, para que el propio caballo escogiera el camino que había que seguir, está situado a 3.700 metros del camino de Murcia, «que era por donde venían los agricultores de Miguel Esteban al río Cigüela para poder moler el trigo». Esto se basa en una leyenda del lugar en la que varios gañanes que se disputaban a la Virgen de Palomares para su pueblo la subieron en un carro para que fuese el buey el que decidiese dónde iría.