Una armadura para evitar la silla
Mayores, parapléjicos y personas con atrofias musculares probarán un exoesqueleto cuyo prototipo básico ha sido diseñado en la Universidad Politécnica de Cartagena
Desde el siglo VI antes de Cristo, bien por medio de métodos y materiales rudimentarios como las ruedas y las tablillas de madera empleadas por griegos y chinos, bien por medio de la avanzada tecnología que combina en la actualidad la electricidad y la fibra de carbono, el ser humano ha logrado plantar cara con la silla de ruedas al negro horizonte de perder la capacidad de movimiento: el aciago destino de un accidente laboral o tráfico, los efectos de una enfermedad degenerativa o el inexorable avance de la edad.
Veintiséis siglos después, los parapléjicos, las personas con atrofia muscular y los ancianos, entre otros colectivos, gracias a un proyecto internacional en el que participan científicos y tecnológos de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), pueden estar a las puertas de un verdadero hito: la sustitución de las sillas de ruedas por exoesqueltos, una especie de armaduras o piernas artificiales pensadas para permitir movimientos básicos como levantarse, desplazarse, sentarse y subir y bajar escaleras.
Tres años de trabajos
Serán, en concreto, personas que reciben tratamiento en el Hospital Nacional de Parapléjicos, en Toledo, y ancianos de la residencia San José y San Enrique, de Cieza, quienes probarán un diseño hecho público ayer por un grupo de especialistas de la Escuela de Ingenieros Industriales de la UPCT.
En concreto, el denominado grupo Neurocor (dedicado a la Neurotecnología, el Control y la Robótica) de esta institución pública presentó el resultado del trabajo realizado en los tres últimos años, dentro del enfoque de la tecnología como un complemento del cuerpo humano para paliar problemas de salud o mejorar sus capacidades. En el marco de un proyecto denominado «Exolegs» (Exoskeleton Legs for Elderly Persons o piernas artificiales para personas mayores), que integra también a universidades y expertos de Suecia, Reino Unido, Suiza y Alemania, y a cinco empresas y centros sanitarios españoles el equipo de López Coronado ha concebido, fabricado y ensayado con éxito un primer prototipo.
Rodilla y tobillo
El concepto empleado para que el usuario pueda moverse manera autónoma es que este robot, acoplado a las extremidades inferiores, «lee» las señales enviadas por el cerebro cuando este hace un determinado movimiento. Cuando los sensores detectan que el cerebro envía la orden a las piernas, unos pequeños motores instalados en la extremidad mueven de forma automática los mecanismos de la rodilla y del tobillo.
En las últimas semanas la investigadora de Gran Bretaña Daniela Miranda ha trabajado con los investigadores de la UPCT Jorge Feliú, José Luis Muñoz y el propio López Coronado en la implementación de los modelos a partir de una simulación por computador. Estas estructuras ya se han diseñado en Estados Unidos y Japón, y ahora este consorcio europeo ha lanzado una propia que incluye la perspectiva de su comercialización. Los expertos (coordinados por el profesor de la Universidad de Gävle, en Suecia, Gurvinden Virk), piensan en una gama de exoesqueletos para superficies irregulares, de cara a facilitar por ejemplo el acceso al transporte público. Por el momento, disponen de 4,5 millones de euros concedidos por la Unión Europea. A nivel técnico, el principal reto al que se enfrentan los expertos es solventar el principal problema de estas estructuras: la estabilidad y el equilibrio. El motivo es que son los propios dispositivos los que mueven las piernas del paciente a través de un ordenador que se activa con mandos electrónicos. El trabajo de la UPCT está, precisamente, relacionado con el «desarrollo de control de la parte robotizada del sistema», en palabras de López Coronado. Los ingenieros han trabajado en el modelado del sistema mecánico y en el control informático de ese sistema, teniendo en cuenta parámetros como la velocidad de movimiento, las articulaciones y el control del equilibrio. Científicos y tecnólogos pretenden lograr el desarrollo de este tipo de exoesqueletos en tres niveles de complejidad y sofisticación. Se trata de contar con un modelo más básico y económico, uno intermedio y otro de alta calidad. Actualmente, en España solo se trabaja en un proyecto similar a través del Consejo Superior de Investigaciones Científica (CSIC), según destacó López Coronado.
Fuera bastones y muletas
Los investigadores pretenden que, en una primera fase, este tipo de exoesqueletos acaben por sustituir a los actuales bastones y muletas. Pero tienen la expectativa de que incluso permita prescindir de las sillas de ruedas, no solo por la s prestaciones que ofrecerá sino porque, en palabras del investigador de referencia en la Politécnica, «esta tecnología mejora las prestaciones de movilidad y es más beneficiosa para la salud».
Es más, los especialistas hablan ya de nuevos «caparazones» para «realizar movimientos en tres dimensiones y practicar deportes como el esquí o el taichí».