Fiesta popular
Gálvez, en llamas
Miles de galveños se han volcado un año más en San Antón, que tiene gran tradición en la localidad toledana y que este año celebra su II Centenario
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En la madrugada de este sábado cientos de galveños se han transformado en sanantones corriendo las 160 lumbres que el pueblo de Gálvez enciende en la víspera de San Antón. Miles de galveños se han volcado un año más en esta onomástica, que tiene gran tradición en la localidad toledana y que este año celebra su II Centenario. Hoy sábado ha tenido lugar la Santa Misa seguida de la procesión de San Antón, para bendecir «a los animales racionales e irracionales que hasta allí se quieran acercar», tal y como reza el Bando Municipal que ha sacado el Ayuntamiento de Gálvez, para dar a conocer a todos los vecinos y visitantes esta tradicional fiesta. [FOTOGALERÍA: La fiesta, en imágenes]
Pero más allá de la vocación y fervor religioso que los vecinos de Gálvez profesan a San Antón, patrón de los animales, -pues es un municipio que sustenta gran parte de su riqueza económica en el sector porcino y ganadero-, llama la atención las peculiaridad, participación y exclusividad de esta fiesta.
Nadie en Gálvez permanecerá en sus casas durante este fin de semana. La hoguera que todos los vecinos ponen en su calle será el centro de reunión durante hoy sábado y mañana domingo. Desayuno, comida, merienda y cena será el mayor reclamo para pasar un día amistoso y desenfadado, donde no faltarán las pitanzas del cerdo (chuletas, chorizos, solomillos, morros, asadillo, ….), la liebre con arroz, migas, puches, la herradura de San Antón y otros platos típicos de la fiesta).
El puchero de café a la vieja usanza, las patatas y los chorizos no faltarán tampoco entre horas en los rescoldos de las brasas de las lumbres. Toda una fiesta gastronómica, no apta para personas sin apetito, que ha sido esta noche aderezada, y seguirá a lo largo del día, con otras peculiaridades como los sanantones.
El fuego en Gálvez estos días es símbolo de la unidad y de la renovación ligada al año nuevo, alimentado por el ramón de oliva y trastos inservibles no solo reúne a familias, amigos galveños y numerosos forasteros, sino también es el «horno» donde se dichos productos típicos de esta villa ganadera por excelencia. Para que esto sea así, durante los días previos a la fiesta los vecinos han salido a los campos cercanos en busca de leña y de materiales que sirvan de combustible para pasar estos días, llegándose a quemar unos 500.000 kilos de leña en dos días.
De los orígenes de la fiesta se tiene ya constancia en diversas crónicas medievales, aunque la primera documentación sobre la tradición de la fiesta tal y como hoy se conoce se remonta a hace dos siglos. Tradicionalmente, al atardecer del 16 de enero, víspera de la celebración, los campesinos encendían lumbres en las huertas y en todos aquellos lugares en los que había.ganado y animales domésticos. Estas hogueras tenían connotaciones mágicas, esperando de ellas ahuyentar las enfermedades y plagas de los animales. También los vecinos de gálvez se disfrazaban para «correr San Antón» ataviados con cencerros propios del ganado, untando sus rostros con corchos quemados, simbolizando así la terrible peste. Este sábado es el día los sanantones son otro de los mayores reclamos de la fiesta. Este disfraz del que se visten cientos de galveños y galveñas de todas las edades y condiciones consiste en ocultar el rostro, cuerpo, manos, pies, e incluso, los ademanes típicos de cada persona, con harapos, ropa vieja y ajada.
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