Desarticulan un grupo criminal tras cometer 56 delitos en Toledo y Madrid
Agentes de la Guardia Civil de Illescas ha desarticulado un grupo criminal dedicado al robo en bares y naves industriales que operaba en Toledo y Madrid, una operación que se ha saldado con ocho detenidos y ha permitido esclarecer 56 delitos y recuperar efectos por valor de 300.000 euros.
El subdelegado del Gobierno en Toledo, José Julián Gregorio, informó ayer en rueda de prensa de la denominada «Operación Blonda» y destacó que la banda desarticulada se trataba de un grupo «muy activo y muy profesional, que traía en vilo a polígonos industriales de Toledo y de Madrid».
Los ahora detenidos —tres de los cuales ya han ingresado en prisión— operaban en las comarcas de la Sagra, al norte de la provincia de Toledo, y al norte y sur de la Comunidad de Madrid, en concreto en las comarcas de Humanes y del Henares.
Los tres hombres que han ingresado en prisión —todos de nacionalidad rumana— son considerados los cabecillas de la banda y eran los encargados de perpetrar los robos.
Se les imputan 42 delitos de fuerza en las cosas, 21 en los municipios toledanos de Cedillo del Condado, Numancia de la Sagra, Yeles y Yuncos y otros 21 en Alcalá de Henares, Paracuellos del Jarama, Aljalbir, Moraleja de En Medio, Pinto, Nacalcarnero y Humanes, en la provincia de Madrid.
Además, se les imputan los delitos de pertenencia a grupo criminal organizado, robo de uso de vehículo a motor, falsificación de documentos y simulación de delito. A su vez, los cinco detenidos restantes están imputados como presuntos autores de los delitos de encubrimiento y receptación.
Planificación meticulosa
Los tres principales integrantes del grupo criminal estudiaban los objetivos y planificaban el robo de forma meticulosa, de forma que estaban hasta tres o cuatro noches vigilando el local hasta cercionarse de que podían consumar el delito con total impunidad. Cuando definían y aseguraban el objetivo, entraban en los locales generalmente haciendo un butrón en techo y deslizándose al interior con la ayuda de cuerdas de escalada y arneses de seguridad.
Una vez dentro, cargaban el material robado en una furgoneta con la que habitualmente se desplazaban para cometer los robos o en vehículos que robaban del interior de los inmuebles, fundamentalmente naves y fábricas que trabajan el acero.
De su interior robaban entre otros objetos, herramientas, electrodomésticos, ordenadores de todo tipo teléfonos móviles y cableado de cobre.
Después daban salida a los objetos sustraídos en chatarrerías del sur de Madrid utilizando documentación falsa, mientras que la maquinaria era reutilizada en un bar que regentaba la pareja del grupo criminal en Brunete.