Música
Schumann y Falla para abrir los conciertos de Navidad
El primero de los tres conciertos del programa Música en Navidad, organizado por el Teatro de Rojas, puso el cartel de «no hay billetes» en el amplio recinto del auditorio del Palacio de Congresos «El Greco».
La orquesta manchega Verum, fundada por Bodegas y Viñedos Verum de Tomelloso -¡un aplauso al patrocinio privado de la cultura!-, conformada, como se define en su página web, por un elenco en el que predomina «el perfil de músicos jóvenes con una formación completa y exigente, una intensa experiencia orquestal y muchas ganas de mostrar en el escenario su compromiso con la música», ofreció un jugoso concierto con dos partes muy interesantes y muy contrastadas.
Se abrió la velada musical con la Sinfonía n.º 3 en mi bemol mayor, op. 97, más conocida como «Renana» (aunque no fuese el autor quien la definiese con este apelativo), de Robert Schuman. Esta es una de las obras de carácter más alegre de este compositor; la alegría que se manifiesta ya en el primer movimiento con forma de fanfarria y, tras los movimientos intermedios más líricos, termina de manera radiante en el quinto. Estuvo bien la orquesta.
Y la audición hubiera sido mejor de no ser por un público entregado con fruición al aplauso, que no solo aplaudía efusivamente entre movimiento y movimiento, sino que había quien se lanzaba a sonar sus palmas tras el mínimo silencio que provocan los calderones de la partitura. (Estaría bien que se diera una somera indicación en los programas de cuando se debe aplaudir, con el fin de que no se produzcan esas interrupciones tan molestas para quien escucha y para los propios músicos).
La segunda parte tuvo como eje a la cantaora Esperanza Fernández y la música de «El amor brujo», de Manuel de Falla. Muy ahormada la orquesta y excelente la cantaora. El carácter andaluz, tanto en lo musical como en el texto literario que se canta o se recita, casaban perfectamente con la coreografía y la voz de la cantante, que alcanzó su mejor momento con la interpretación de la «Canción del fuego fatuo».
El amor brujo refleja el misticismo de la cultura gitana, si bien es cierto que Falla no utilizó en su composición ni una sola tonada tradicional, andaluza o gitana, aunque empleó con gran habilidad y comprensión varios ritmos de la danza popular. Las personas que llenaban el auditorio aplaudieron en esta segunda parte con más pasión, si cabe, que en la primera, y la verdad es que la trasmisión de Esperanza Fernández daba motivo para ello.
En suma, buena música para una Navidad, esta que ha iniciado la orquesta Verum y ha programado el Teatro de Rojas en su segunda sede, según convenio establecido, del Palacio de Congresos.
Sí me gustaría hacer una recomendación a los asistentes a los conciertos que faltan y a los muchos que han de venir, y esta es que vaya a los conciertos ya tosidos y con los caramelos pelados, pues son muchas las personas que no se recatan lo más mínimo en la tos fuerte y proyectada, para que se oiga bien, y en lo de pelar caramelos donde lo importante pareciera ser el ruido que hacen. Es pura educación y respeto a quien quiere escuchar la música y a quien la interpreta y a la música misma.