ALFILERITOS
POR UNANIMIDAD
Hay que aceptar lo que beneficia a la mayoría sin reparar en quien lleva hasta los estrados la propuesta
Por fin. Ha costado su tiempo pero el milagro se ha hecho presente. Una luz sobrenatural ha invadido los escaños del Palacio de San Gil, Cortes de Castilla-La Mancha, y los dos partidos allí representados, PP y PSOE, aprueban por unanimidad la Ley de Garantías de los Derechos de las personas con discapacidad.
Y después de la votación sin cortapisas, los señores diputados aplauden con entusiasmo que los representantes de nuestras inquietudes, ellos mismos, hallan sido capaces de entenderse en pro del beneficio de los castellano-manchegos.
Por una sola vez los diputados presentes en la cámara autonómica votan a favor, y una sonrisa de satisfacción invade sus rostros otrora crispados por intereses partidistas que obligan a que lo que unos propongan los otros lo castiguen, sin someterse a las bondades que lo planteado pudiera transmitir a los administrados.
Esperemos que, comprobada que la unanimidad se agradece por todos, aprendan socialistas y populares a mirar por las iniciativas favorables con sus mejores intenciones, y den de lado los encontronazos ideológicos que a nada conducen y perjudican a todos.
Hay que priorizar lo que beneficia a la mayoría, sin reparar demasiado en quién lleva hasta los estrados la propuesta, y saber comprender y entender lo que vale y garantizar mejoras para nuestra región comprometiéndose a que el voto útil prevalezca por encima de disconformidades partidistas.
No importa si la iniciativa llega de uno u otro partido, lo interesante es que ayude a la comunidad sin empeñarse en exceso en apuntarse tantos ideológicos que suelen ser insolidarios para el conjunto, pero lucrativos para aplastar con el rodillo de una mayoría.
Ahora, Gobierno y oposición aprueban una ley autonómica por unanimidad y sus señorías se observan extrañados de que el consenso milagroso haya hecho acto de presencia. Pero estamos de enhorabuena porque el prodigio político ilumina el Palacio de San Gil.