Moción
Piden por escrito que «El caballero de la mano en el pecho» se quede en Toledo
«El pueblo toledano no quiere que la explosión cultural acontecida con los actos del IV Centenario se extinga con su clausura»
Un millar de personas, encabezadas por el investigador Jorge Manuel Miranda, registró ayer una moción en el Ayuntamiento de Toledo en la que solicitan que el cuadro del Greco «El caballero de la mano en el pecho» se quede en depósito en la ciudad.
La petición, de la que ya informó ABC, está avalada también por el abogado y profesor universitario Fernando Garrido Polonio y los diputados nacionales Francisco Vañó Ferre (PP) y Alejandro Alonso Nuñez (PSOE), además de diferentes colectivos institucionales. Entre ellos, la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Toledo; Cofradía de Investigadores Internacionales Santo Cristo de la Oliva o la Federación UGT-CLM.
En la propuesta se pide que el cuadro quede en depósito en cualquiera de los museos de titularidad estatal que hay en la capital de Castilla-La Mancha, «como brillante broche a los actos conmemorativos del IV centenario de la muerte del pintor cretense».
En la moción se dice, entre otras cosas, que «la celebración del IV centenario de su muerte está ofreciendo al mundo la oportunidad de ver en Toledo , por primera vez en la historia de la Ciudad, las grandes obras maestras del pintor cretense, muchas de las cuales proceden de los principales museos nacionales y extranjeros y de las mejores colecciones públicas y privadas del orbe: la National Gallery de Londres, el Museo de Louvre de París, el Metropolitan Museum de Nueva York o el Hermitage de San Petersburgo, entre otros, haciendo así de Toledo una Ciudad aún más Universal, tanto a nivel artístico como cultural».
Con tal ocasión, «a los lugares para los que originalmente fueron creadas gran parte de su obra: la Catedral, la Capilla de San José, el Convento de Santo Domingo el Antiguo, el Hospital de Tavera o la Iglesia de Santo Tomé, se ha unido el Museo de Santa Cruz, albergando excepcionalmente la más vasta exposición jamás contemplada del arte de Doménikos Theotokópoulos, en lo que se ha venido en denominar Espacios Greco. Sin olvidar el bello paraje que constituye el museo del Greco».
Este magno acontecimiento, completado con un programa repleto de actividades que incluyen desde conciertos de música, teatro y danza hasta conferencias y degustaciones gastronómicas, «ha sido posible gracias al esfuerzo y empeño de nuestras autoridades locales, provinciales, regionales y nacionales así como al trabajo de numerosas instituciones públicas y privadas, y sobre todo, a la encomiable labor de La Fundación El Greco 2014 ».
«Con el compromiso de todos ellos y la complicidad de los ciudadanos, Toledo se ha convertido en un homenaje único e irrepetible a la figura y obra del pintor cretense, de tal modo que ahora más que nunca El Greco no se puede entender sin la Ciudad que le inspiró, ni Toledo eludir tal bella responsabilidad.. Ambos se han fusionado como referentes mundiales, haciéndose incomprensible el uno sin el otro».
Por este motivo, «el pueblo toledano no quiere que la explosión cultural acontecida con los actos del IV Centenario se extinga con su clausura y sí desea que dicho acontecimiento perviva en el recuerdo de las generaciones venideras con el agradecimiento permanente de la Ciudad hacia quienes hicieron posible que Toledo acogiera al universo de El Greco».
«A tal efecto, estimamos que, de entre toda la obra del genial pintor llegada a nuestra ciudad en este memorable año, una representativa de ella debiera quedar en Toledo. Una obra que encarne al pueblo toledano, que personifique a sus gentes; un icono, en definitiva, de Toledo , del Toledo universal. Y parece comúnmente admitido que esa obra no puede ser otra que El caballero de la mano en el pecho».
Dicen que «este retrato, pintado en Toledo en la primera etapa española de El Greco, representa a todos y a nadie en particular. Su identidad es tan ignorada como lo es su estamento, profesión, cargo u oficio. Es sólo un personaje del pueblo que mira de frente, sin complejos. Un desconocido, de serio porte y negra vestidura, donde brilla no más la empuñadura de su admirable esto que toledano, como cantara Manuel Machado en su conocido poema de igual nombre al del cuadro. Únicamente se adivina que es toledano y que su único signo de identidad es precisamente una espada. Otro símbolo de Toledo . Agua, acero, fuego, yunque y trabajo. Eso y no otra cosa quiso representar El Greco en este retrato viril, civil y laico: pueblo anónimo, esforzado, sobrio, templado, caballeroso. Nada destaca en el cuadro salvo la limpia y seria mirada del personaje y su figura recortada sobre un fondo gris, neutro, como buscando evitar interferencia alguna en la relación que el personaje establece con el mundo. Así es también Toledo. Una Ciudad que mira de frente. El cuadro, sin duda, es un icono de la dignidad y nobleza de nuestros antepasados, de quienes nos sentimos orgullosos».