ALFILERITOS
DEVOLVER LO ROBADO
Lo primordial, antes que encerrarlos, es la devolución de lo robado acompañado por la correspondiente sanción
no se habla de otra cosa en las tertulias de los bancos de la plaza de Zocodover, en los autobuses urbanos, barras de cafeterías, reuniones varias y demás concentraciones donde se concentra el personal. La corrupción política e institucional ocupa el primer plano y la conclusión generalizada es que estos amigos de llevarse los dineros públicos vayan de inmediato a la cárcel, aunque los más informados aseguran que lo primordial, antes que encerrarlo, es la devolución de lo robado acompañado de la correspondiente sanción que deje a estos individuos sin los coches de alta gama y los inmuebles de su propiedad en zonas de lujo donde suelen habitar.
Si van a la cárcel sin devolver lo sustraído podrán disponer durante el tiempo tras los barrotes de cuatro comidas diarias, amplia biblioteca, instalaciones deportivas, patio de recreo, estudios universitarios gratuitos y hasta la correspondiente pensión por los años de encierro; para volver más tarde, una vez cumplida parte de la correspondiente sentencia, a disponer de los millones de euros que en su momento completaron sus bolsillos de forma irregular. Vamos, una estancia no del todo insoportable que les dará lugar a meditar cómo disponer de los caudales económicos que se llevaron a costa de los españolitos de a pie, para guardarlos en la seguridad de cuentas opacas que verán la luz cuando salgan del recinto carcelario. Y lo que de verdad importa es que la justicia les exiga devolver las cifras del latrocinio antes de remitirlos a este período más o menos largo que pasarán en la cárcel sin someterse a las inclemencias de muchas personas, con una conducta normal , deben soportar por la crisis que los mangantes ayudaron a promocionar.
Esto es lo que se escucha por doquier en los ambientes de una sociedad indignada que observa atónita cómo los más acorbatados y mejor trajeados salen y entran de los juzgados acompañados por prestigiosos abogados, sin que se ejecute la orden judicial de una presión inmediata por todo lo que se llevaron por la cara y el puesto que ocupaban. Enojo generalizado.