JOAQUÍN BENITO DE LUCAS: 80 AÑOS

ÁNGEL y DEL VALLE

Como el Tajo, como su Tajo, como nuestro Tajo: igual que las aguas del río vivifican y fertilizan las tierras de Talavera, las aguas de la poesía de Joaquín se han extendido, durante estos sus ochenta años, por las tierras siempre ubérrimas de la Literatura.

En el cauce de un río, siguiendo el símil, se distinguen el curso alto, el medio y el bajo. En el primero predomina la erosión; en el segundo, el transporte y en el tercero, la sedimentación, sin que esto ocurra tan nítidamente como aquí se expresa. Pues bien, la poesía de Joaquín, el caudal de sus versos, nunca ha erosionado, siempre ha sido un transporte de sensibilidad, de suave sencillez, de tranquila fluidez hasta llegar a sedimentarse en el alma del lector.

Pero Joaquín, además, ha ejercido un constante e íntimo magisterio con los poetas (o aprendices de poeta) que se lo han requerido, eliminando algún torpe verso de más, corrigiendo su métrica, suavizando la chirriante dureza de algunos, reforzando con la palabra justa la debilidad de otros. Y, además, reforzando y auspiciando con su presencia tertulias, presentaciones de libros, conferencias, etcétera, etcétera.

Volcado en su Talavera, en nuestra Talavera, tan necesitada siempre de aire fresco, se remansa su río y a todos nos empapa su humanidad, su cordialidad, su talaveranismo y el magisterio y la luz de su poesía.

Por todo ello y, desde aquí y por la parte que me toca, muchas gracias, Joaquín. Y ¡ochenta felicitaciones!

JOAQUÍN BENITO DE LUCAS: 80 AÑOS

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