Análisis
Probamos la nueva Xbox Series X: rápida, convincente pero con un catálogo que le falta rodaje
La consola de Microsoft brilla en potencia, reduce a la mínima expresión los tiempos de carga y ofrece argumentos sólidos para marcar el futuro con una variedad de opciones de juego, su retrocompatibilidad
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Una vez configurada, sorprende nada más encenderla. Es cierto. De verdad que sorprende la rapidez con la que ejecuta todas las operaciones. Porque tarda dos segundos en arrancar. Dos escasos segundos que abren el camino para vivir una experiencia de juego al instante sin los desesperantes tiempos de carga de los modelos anteriores. La potencia de la nueva consola Xbox Series X es uno de sus principales argumentos, pero no el único. Eso sí, no ha querido abandonar su zona de confort y puede pecar, en algunos aspectos, de conservadurismo.
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La arquitectura técnica adaptada a la máquina y la incorporación de sistemas de almacenamiento de tipo SSD (Unidad de estado sólido) contribuye a aumentar sus capacidades y la velocidad de escritura. Instalar un juego deja de verse como un chasco. Otra cosa es la decisión de la compañía de obligar a los juegos a completar su descarga para poder iniciar una partida. Pero, además, se eliminan tiempos de carga de los propios títulos. Caer eliminado durante una sesión de juego no es un problema.
Una chimenea negra de estética minimalista
El equipo es, a nivel estético, muy distinguible. Se reconoce nada más verla. Tiene un diseño monolítico. Es una «torre» negra, sobria, elegante y minimalista que puede encajar perfectamente en cualquier espacio de la habitación sin desentonar con la decoración. Es más pequeña de lo que parece a primera vista. Se puede colocar también de manera horizontal dependiendo de las necesidades espaciales de cada usuario.
Eso le confiere un aspecto interesante. Está ahí en el mueble sin molestar a los miradas más exigentes. Para tratarse de un producto destinado para el entretenimiento digital es una decisión correcta. Únicamente una rejilla con hendiduras y curvada hacia el interior, en forma de chimenea, rompe con su simetría . Lo malo: puede ser un nido de polvo en el futuro. Tiene un aspecto muy geométrico: mide 15 x 15 x 30 centímetros. Y su peso: 4,45 kilogramos.
Microsoft ha querido apostar en esta novena generación por ampliar la oferta inicial con dos modelos destinados a dos tipos de consumidores. Por un lado, el modelo más avanzado, la Xbox Series X, cuenta con lector de discos Blue-Ray. Y, por otro, la Xbox Series S, una versión digital que elimina la posibilidad de introducir juegos físicos y que presenta un diseño totalmente distinto: blanco y delgado. Esta estrategia abre el camino a una nueva forma de consumo de contenidos. Las descargas digitales han crecido exponencialmente en los últimos años hasta casi igualar a la compra de juegos físicos. Este producto reafirma la tendencia.
La compañía estadounidense había dado importantes pasos en la anterior generación en lo referente a las plataformas de pago por suscripción. Con Game Pass, los usuarios acceden a un servicio que podría calificarse como un «Netflix de videojuegos». Es otra de las tendencias más calientes de la industria y que la mayoría de grandes empresas llevan tiempo apostando por este modelo. Con la reciente adquisición del estudio Bethesda (Fallout, Doom, The Elder Scroll) se ampliará la oferta de títulos . La plataforma, además, ha dado pasos de gigante con la descarga en «streaming», con lo que los usuarios pueden jugar incluso en la «nube» desde un dispositivo compatible como un teléfono móvil.
Gran calidad de imagen
De los dos modelos, la Xbox Series X es la más potente, incluso más que su más directo competidor, la PlayStation 5. Es capaz de mover juegos en calidad 4K con una frecuencia de actualización de 120 Hz . La experiencia es fantástica, aunque obliga a reproducir el contenido desde una pantalla compatible con este formato. También está preparada para manejarse bastante bien en 8K, pero se trata de una resolución que se podrá aprovechar en un escaso parque de televisores.
A pesar de ser una bestia en cuanto a potencia, el sistema no abandona su premisa de ser un producto silencioso y no parece calentarse. Apenas se siente el ruido cuando está encendida. Y eso es una verdadera gozada. El secreto: este equipo ha optado por un sistema de disipación de calor mediante una cámara de vapor y dos placas separadas, así como un enorme ventilador en la parte superior.
En sus «tripas» nos encontramos con una arquitectura AMD Ryzen Zen2, personalizado para esta máquina. Un chip que impulsa todos los caballos de la Xbox y que puede alcanzar una velocidad de reloj de 3,8 GHz y una memoria RAM de 16 GB GDDR6. Todo ello, más allá de aspectos técnicos y guarismos, se traduce en que es mucho más potente que el modelo anterior. Y una potencia gráfica proporcionada por una tarjeta Radeon de AMD con su tecnología «raytracing», que se encarga de mejorar las iluminaciones, sombras y reflejos de los videojuegos. Una de las mejores funciones es «Quick resume», que permite iniciar un juego donde lo dejaste sin necesidad de tener que pasar por los menús de carga. Eso sí, necesitas que el software (el juego) sea compatible.
En la parte frontal hay un puerto USB que sirve para conectar periféricos. Otros dos traseros destinados a unidades de estado sólido SSD para ampliar el almacenamiento. En la cara posterior también existe un conector para cables Ethernet, diseñados para conectarlo directamente al router. Pero su sistema de conectividad Wifi es solvente. Hay que conectarlo a través de un cable HDMI (que se incluye en la caja).
La consola viene muy bien empaquetada, lo que se aprecia el cuidado y mimo con el que la marca estadounidense ha querido comercializar el producto. La configuración de la consola es, además, una demostración de cómo Microsoft ha evolucionado hacia una mejor experiencia de usuario. Se puede hacer desde una aplicación móvil introduciendo las credenciales a las qué está asociada la cuenta de Xbox.
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Un mando conservador
El controlador peca, sin embargo, de conservador. Se han retocado algunos aspectos estéticos como la cruceta, recordando al modelo Elite que tantos halagos se ha llevado en la comunidad de jugadores. No es decepcionante pero resulta bastante familiar. Ahí se podría haber trabajado algo más.
Emulando a su rival, hay un nuevo botón (ubicado en la parte central) para compartir secuencias e imágenes de las partidas de manera más ágil. El proceso es sencillo y permitirá amplificar el ruido generado por los usuarios. Una decisión acertada de la que se beneficiarán los canales de alojamiento de vídeo como YouTube y los usuarios de redes sociales.
Los gatillos, que están texturizados para un mejor agarre, son más firmes e incorporan un nuevo sistema de vibración que mejora la inmersión. En juegos de conducción como «Forza Horizon 4» las sensaciones son increíbles. Funciona, de nuevo, mediante pilas . Una decisión controvertida, puesto que por un lado evitas que la batería se deteriore y tener que utilizar un cable de carga, pero por otro es necesario comprar pilas cada cierto tiempo. Y, por cierto, los mandos anteriores también son compatibles.
Su gran baza: la retrocompatibilidad
La nueva consola ha cambiado la interfaz de usuario, pero sigue siendo algo confusa y poco intuitiva en muchas ocasiones. Se han mejorado los menús y accesos. El problema: todo se agolpa en la ventana inicial. La navegación es, sin embargo, ágil y rápida, bebiendo de la gran potencia que tiene la máquina . Uno de los aspectos que puede decantar la balanza a su favor, al margen de que sea potente o no, es su catálogo.
De inicio, los usuarios pueden encontrarse con títulos exclusivos como «Forza Horizon 4» (conducción), «Sea of Thieves» (aventura, rol), «State of Decay 2» (supervivencia y acción). El principal problema, todos han tenido un rodaje previo . También irán llegando de inicio otros títulos multiplataforma como «Dirt 5» (rally)», «NBA2K 21» (baloncesto), «Borderlands 3» (disparos), «Watch Dogs Legion» (mundo abierto), «Assassins Creed Valhalla» (aventura, acción), «Call of Duty: Black Ops Cold War» (disparos), «Madden NFL 21» (fútbol americano) o «Yakuza: Like a dragon» (rol, acción). Pero la retrocompatibilidad es mucho más amplia y alcanza a anteriores generaciones. Una gran baza que permite coger, por ejemplo, un disco de «Minecraft» de la Xbox One y disfrutarlo sin problemas. Y eso es, sin duda, un buen argumento porque amplía las opciones .