ANÁLISIS

«Fifa 20»: pocos cambios para el rey del fútbol virtual

La veterana saga aterriza con su maquinaria de fantasía con el modo Volta, una herencia del fútbol sala del 98 y el Fifa Street que introduce el «jogo bonito» callejero pero defendiendo su área con gran conservadurismo

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Los cambios drásticos llegan a asustar, pero en la industria del videojuego se suele disparar con dureza contra el conservadurismo. Hay propuestas que mueven el sector hacia otro ángulo, pero otra gran mayoría apuestan sobre seguro. Esto es algo que le sucede a las grandes franquicias; la evolución de un año a otro es muy escasa. Tras varios años apostado en el éxito comercial, la veterana saga de fútbol Fifa apuesta por el continuismo en su nueva entrega, « Fifa 20 », y mirando por el retrovisor a su máximo rival, « PES 2020 », que esta temporada vuelve a situarle contra las cuerdas.

El título ha dado de lado la parte más narrativa de la que ha hecho gala en las últimas ediciones con su modo historia «El Camino», que ha pasado a mejor vida. En este caso, se recupera un estilo de juego que viene heredado del fútbol sala del ya lejano «Fifa 98» y « Fifa Street » de hace unas temporadas. Viene bajo el nombre de «Volta». Es una resurrección que le viene como anillo al dedo porque, además, añade una pizca de humor muy interesant e .

El título se sube a su maquinaria de fantasía con una simpática aportación: a los jugadores se les suelta en partidos callejeros de ritmo rápido a corta distancia donde las filigranas y los pases imposibles son su principal atractivo. Se disfrutan mucho. Hay que aprender algunos trucos con el tiempo, como la posibilidad de aprovechar las paredes como un compañero más como en tus partidos de instituto , pero enseguida te haces con los mandos, aunque hay que tener en cuenta algunas limitaciones.

Este modo ofrece varios modos de 3 jugadores contra otros 3, pero también 4 contra 4 y hasta 5 contra 5 . Diferentes estrategias para un mismo planteamiento: la personalización. Se pueden modificar numerosos atributos del avatar que se crean los usuarios, desde la ropa, los peinados, las celebraciones y tatuajes. Es un modo divertido, que se presta a echarse momentos fantásticos pero que puede resultar cansino a la larga. Corre el riesgo de quedarse relegado a un segundo plano con el paso del tiempo. Peca, de hecho, de una falta de profundidad que, diseñando otros atributos, hubiera tenido más justificación.

Un aspecto interesante que puede pasar desapercibido es su nuevo modo campaña. A falta de «El Camino» y las peripecias de Alex Hunter, «Fifa 20» ha apostado por un concepto que le acerca, en parte, a un simulador de entrenador como si se tratase de «Football Manager». Es un punto divertido y más serio pero que desde aquí se puede animar a participar activamente a probarlo.

La lacra de los micropagos

Donde el juego brilla es en su modo Ultimate Team (FUT), donde los aficionados pueden generar diferentes plantillas con los mejores jugadores. Es ágil e intuitivo y hasta da la sensación que los premios son más generosos que anteriores ediciones, pero conserva el mismo espíritu: puntos por partidos y sobres para obtener a nuevos jugadores. Y, cómo no, los terribles micropagos. Un ecosistema controvertido porque se puede comprar jugadores con dinero real. Sí, se puede disfrutar sin hacerlo, pero este peaje vuelve a mostrar la difusa frontera entre la ludopatía y el entretenimiento.

El sistema (ojo, con un componente aleatorio) potencia, precisamente, tirar de chequera para mejorar a tu equipo como garantía de ganar partidos, que es de lo que al fin y al cabo se trata el videojuego. El problema de este tipo de modelos de negocio es que el título tiene una calificación familiar, con lo que muchos jóvenes acaban por «engancharse» y dejarse mucho dinero en intentar tener en su plantilla a los nombres más deseados . Sinceramente, la industria debe replantearse estas prácticas.

Al margen de esta problemática, este modo de juego se basa en aspectos como la química de los futbolistas es uno de los retos para lograr mejor comportamiento de la Inteligencia Artificial. En este entorno se pueden disputar diferentes tipos de partidos con tu equipo personalizado como amistosos (tanto online como offline) o participar en torneos. Son horas garantizadas de juegos, pero que dejan el mismo regusto de siempre. Para bien o para mal .

El título, en general, ofrece material suficiente para seguir en la cresta de la ola, pero por una vez cabría preguntarse cuál es su estrategia a largo plazo. Su rival «PES 2020» se ha puesto a ún más las pilas, ofrece fútbol simulado y muy real , con comportamientos muy físicos, mientras que «Fifa 20» no se ha atrevido a variar apenas su planteamiento. Con esas pocas novedades técnicas, su jugabilidad persigue la variedad y contentar a todo tipo de públicos. Y ante este reto lo consigue, puesto que es una propuesta equilibrada. Sí da la sensación de que el ritmo de juego es más pausado que anteriores entregas. Tal vez por el miedo a perder el público más exigente que desea un mayor realismo no solo a nivel gráfico.

Los pases en corto y a larga distancia no están tan manidos. Es necesario ir en búsqueda de la pelota como en un partido de carne y hueso, aunque los jugadores más explosivos tienen las de ganar cuando se arrancan en sprint. Sin llegar a ser un «correcalles», sigue marcando una notable diferencia en carrera con el balón en los pies. Es más, los jugadores más veloces dejan a los contrarios sentados con demasiada facilidad, algo que choca con el pretendido realismo . Y más teniendo en cuenta el nuevo sistema de control de balón en corto y que permite «vacilar» al contrario con regates y elásticas imposibles. Esto da pie a las bravuconadas y «presumidas» de los jugadores que se conocen más los movimientos.

Ahora se prima, por fortuna, más la colocación y el equipo. Las defensas tampoco hacen aguas por decreto al ofrece una mayor robustez. Se han perfeccionado. Son más realistas. Tienen un comportamiento más reactivo ante el robo de balón y se sienten, si cabe, mejor situadas, pero la sensación general es que sigue siendo muy familiar, Algo similar a la actitud de los guardametas, que apenas ha variado. El comportamiento físico del esférico sigue siendo un asunto a mejorar . En cambio, los tiros a balón parado sí se han introducido cambios con más efectos y movimientos. Su brillante apartado gráfico y la suculenta extensa lista de equipos licenciados (salvo la Juventus, fichado en exclusiva por «PES 2020») son otros de sus grandes reclamos. Está a la altura de las exigencias, aunque es cierto que apenas se aprecian demasiados cambios de un año a otro.

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