ANÁLISIS
Análisis del videojuego «The Crew 2»: una secuela para funambulistas del mando
El videojuego de conducción amplía las opciones, introduce una mayor variedad de vehículos y apuesta por la diversión ante todo
La diversión en los videojuegos, en muchas ocasiones, debe primar ante todo. Como medio de entretenimiento si no ahonda en ese desafío puede fallar estrepitosamente. Como medio interactivo, es cierto, se da pie a explorar nuevas fórmulas y códigos artísticos que en otro formato no podría encajar. Pero, al margen de si es arte o no, la mayoría de propuestas están concebidas para pasar el rato con el mando entre las manos.
« The Crew 2 », secuela del videojuego de conducción, se centra en esa idea: hacer disfrutar al usuario. Este título se centra en un estilo muy arcade que no tiene en cuenta los atributos propios de una simulación, aunque eso no quiere decir que no sea exigente. Obtener la victoria no es tan fácil como se cree en un principio, y más si nos adentramos en el modo difícil que permite la mayoría de pruebas. En esta ocasión, el juego ha ampliado su catálogo de vehículos, más variados y extravagantes, que permite al jugador sucumbir a los encantos de un Ford Mustang o probar suerte en una avioneta. También se puede competir en algunas actividades a lomos de una Harley Sportster Iron o zambullirse en carreras marítimas en potentes lanchas motoras. El videojuego se organiza en varios tipos de competición por varios terrenos: tierra, mar y aire.
Esa visión aperturista y festiva logra convertir a los jugadores en funambulistas del mando , que por supuesto su principal cometido es ganar las carreras. Pero, también, se da la oportunidad de hacerse con una colección de vehículos muy presumido. Para ampliar nuestro garaje, y aunque se nos ofrece la posibilidad de probar el rendimiento de ciertos coches, es necesario acumular dinero virtual, el cual se obtiene completando pruebas. Cada vehículo, a su vez, integra opciones de personalización para dejar la estética a su antojo, aunque no es demasiado amplio como sí sucede en otros títulos del género. La maniobrabilidad y comportamiento de los vehículos difiere en base al terreno, siendo las carreras aéreas a bordo de avionetas las que revisten más dificultad si uno no está tan acostumbrado a este tipo de pilotaje .
En su mayoría, la conducción es agradable y, sin duda, divertida, puesto que no pasa factura la destreza al volante o los golpes recibidos, aunque es uno de sus aspectos más controvertidos, puesto que a más de uno le despertará ciertas dudas. Aquí no estamos ante un Forza o Gran Turismo en donde se pueden calibrar algunos parámetros del vehículo y donde los fallos de motor y los contratiempos en el circuito nos lleva al fracaso asegurado. Las físicas no entran. En competición, los jugadores deben además pasar por los puntos de control para asegurarse los puntos finales, algo que solo se tiene en cuenta en función de los desafíos de cada prueba: acabar entre los tres primeros, ganar la carrera…
Aunque no oculta en ningún momento sus verdaderas intenciones, The Crew 2 queda pese a todo por debajo de sus expectativas. Y lo decimos sin tapujos: en muchas ocasiones acaba siendo demasiado repetitivo como para crear esa adicción que merece un juego de conducción a la hora de sentirse ganador. Su naturaleza abierta permite, sin embargo, que los jugadores exploren un mapa tremendamente amplio de EE.UU. y buscar pruebas cercanas, aunque es posible dirigirse a ellas con mayor rapidez. Dado también su componente multijugador, el título de primeras invita a pensar que nos vamos a encontrar con un entorno de interacción en tiempo real con otros jugadores conectados. Pese a que es insignificante y totalmente prescindible, el juego incluye una historia que sirve de correa de transmisión para conectar las pruebas. Es más, lo más probable es que al cabo de dos o tres competiciones acabes por pasar de estas narrativas.
Menos agradecido son los insufribles y a veces largos tiempos de cargas entre actividades, muy frustrantes en su mayoría y que puede provocar que abandones incluso el juego. Uno de los aspectos más interesantes es que tiene concebido un sistema de progresión basado en seguidores y reputación : ganar carreras en las diferentes disciplinas llevará al personaje a ser reconocido a nivel mundial. A nivel gráfico, el título sigue la recreación más o menos acertada de los escenarios, aunque la estética real de los vehículos está muy bien reproducida. Es decente, pero no está a un nivel superior como sí lo están otros títulos de mayor calado. La sensación general es de estar ante un juego muy continuista que es posible que pase de largo casi sin pena ni gloria, alejada de toda ambición: quiere ofrecer tanto contenido que es fácil perderse en el camino.