ANÁLISIS
«Ollie Ollie 2»: el reto como diversión para retrotraernos a los ochenta
El jugador se pone en la piel de un amante del monopatín que debe completar numerosos desafíos que se complican conforme avanzamos
Los gráficos no lo son todo en el mundo de los videojuegos. Hay quienes piensan que la puesta por la calidad en pantalla ha reducido la capacidad de divertir. Son teorías, pero lo cierto es que en los últimos años ha surgido una camada de desarrolladores independientes que, con pocos medios y muchas ideas, tratan de abrirse un hueco en esta joven industria, la de los videojuegos, que mueve más dinero que la música y el cine juntos.
De corte «indie» surge el enfervorecido «Ollie Ollie 2: Bienvenido a Olliwood» que, sin grandes pretensiones artísticas, consigue atrapar a los jugadores que disfrutaron de la primera parte. Ofrece un nuevo aspecto, aunque sin grandes cambios estéticos. Pero sí ofrece sorpresas en el ámbito de los niveles, nuevos y complicados conforme avanzamos. Hay nuevas rampas, rutas más abiertas y se dan casos de líneas secretas.
Producido por Tom Hegarty, este juego diseñado en 2D nos retrotrae a los años ochenta y principios de los noventa (y no solo con la original banda sonora de ocho bits), donde la jugabilidad primaba sobre todo lo demás. De «scroll» horizontal, en este juego hay que conducir un monopatín y, evidentemente, ahí no queda la cosa. Piruetas de todo tipo, deslizamientos, saltos y otros movimientos para superar obstáculos y ganar puntos se convierten en una mecánica muy adictiva gracias a retar continuamente al jugador a mejorar y superar los desafíos. Y no es del todo fácil, puesto que las mecánicas y movimientos del mando para lograr que esas acrobacias tengan éxito se van complicando demasiado pronto.
Entre las características se encuentran manuales, pensado para realizar combos; rampas, para practicar trucos; o rutas, para explotar los posibles caminos a avanzar. Y es que el mundo del «skate» ha tenido a lo largo de los años su propio hueco. Han surgido numerosas propuestas. Y solo con el archiconocido Tony Hawk de por medio. Accesible por todos y adaptado a los fanáticos de este digamos deporte. Ahora, este título disponible para PlayStation 4 y PS Vita ofrece recrear un parque y unos túneles para patinar.
El juego no ofrece un modo historia. Quizá sería incluso demasiado prescindible para no evitar caer en el conjunto de pruebas que vamos desbloqueando cuando lo hacemos bien. Para colmo, añade un modo de pantalla dividida en multijugador local (de hasta cuatro jugadores) que, sin haber llegado a probar, podemos anticipar que puede ser «picante» en el sentido que los jugadores más competitivos no cesarán en su intento de mejorar y derrotar a sus rivales.