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«Lego: El Hobbit»: más de lo mismo

El videojuego recrea la historia de fantasía de J.R.R.Tokien de una manera magistral e interesante en su comienzo pero acaba siendo reiterativo

J.M.SÁNCHEZ

La trama de esta entrega de la popular saga de Lego se mete en la retina a primera vista. Posiblemente aquel título que se centraba en «El Señor de los Anillos» fue posiblemente el mejor de todos los títulos de esta franquicia divertida y animada en la que los juguetes caracterizados de los personajes cobran vida para salvar a la humanidad de los enemigos.

Han desembarcado en los últimos meses unos cuantos de estos. La propuesta, original, pierde fuelle al encontrarnos ante un videojuego de similares características que los anteriores. «Lego: El Hobbit» cambia escenario, protagonistas e historia, pero la mecánica sigue siendo la misma. El jugador controla un personaje intercambiable, el cual debe resolver puzles y mover maquinarias en solitario o con la colaboración de otro inseparable amigo.

Aquí aparecen, claro está, Gandalf, el mago embaucador de los malos presagios cuyo control es espectacular. Se sirve de su bastón para derribar enemigos o lanzar rayos. Aparecen Bilbo Bolsón, el protagonista de la novela, así como Thorin «Escudo de Roble» y, como enemigo principal, el dragón Smaug, a quien los enanos deberán eliminar para recuperar su fortín. Los escenarios son los mismos de la historia original. La comunidad discurre por Bolsón Cerrado o La Montaña Solitaria en un viaje interesante pero a veces confuso e insatisfactorio. Pero bueno, no se puede pedir peras al olmo. Este juego es lo que es, se espera que sea así. Y punto. No hay nada nuevo en este título respecto a entregas anteriores. Eso puede hacer que pierda encanto.

La historia sigue los pasos de la trilogía cinematográfica. La versión en español está narrada por la misma voz en off de la película , cosa que se agradece, y las secuencias se desarrollan al principio siguiendo la línea argumental de J.R.R.Tolkien. Cosa que también es para valorar puesto que los amantes de esta historia fantástica pueden meterse aún más en el juego. Sin embargo, después del espectacular y esperanzador comienzo, no deja de ser lo mismo de siempre cayendo en ocasiones en el aburrimiento.

«Lego: El Hobbit» se aferra al combate y la exploración estándar de la serie, pero, como siempre, cae en un puñado de vueltas para hacer las cosas de siempre. Reconstruir maquinarias, dar saltos, socorrer a compañeros, optar por minijuegos, aunque sí se aportan algunas novedades, como retos acotados, un sistema de creación de objetos ligados a los recursos obtenidos. Las misiones, en general, son bastante predecibles a la hora de avanzar, pero quizá ese nivel se sitúa tan bajo por el tipo de usuarios principales a los que está dirigido.

Tal vez solo se necesita correr para destrozar objetos de Lego hasta que borren del mapa el personaje que te da las piezas que permiten seguir adelante. Este proceso de construcción no requiere del ingenio, así que por lo general con solo mantener pulsado el botón durante unos segundos puede obtener las piezas.

En cuanto a su motor gráfico, la definición resulta convincente y mejorada respecto a anteriores ocasiones, ofreciendo muchos detalles y una iluminación más sofisticada. El mundo en el que se mueven los personajes está lleno de seres fantásticos y monstruos. Un problema derivado de esto (vaya paradoja) es que la paleta de colores, más realistas, puede hacer que sea más difícil ver lo que eres o lo que estás haciendo.

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