Decálogo para combatir el lenguaje deshumanizador en Twitter
La red social de micromensajes anuncia un programa para recibir peticiones de sus usuarios en aras de combatir a los «trolls»
![Decálogo para combatir el lenguaje deshumanizador en Twitter](https://s1.abcstatics.com/media/tecnologia/2018/09/26/twitter1-klcH--1248x698@abc.jpg)
En 1971 se llevó a cabo un provocador experimento en Estados Unidos. Un grupo de investigadores, liderado por el afamado doctor Philip Zimbardo , estaba decidido a explorar la influencia de la vida humana en un entorno agresivo como una cárcel, pero aquello se fue de madre y tuvieron que interrumpirlo cuando no había transcurrido ni la primera semana.
Un entorno ciertamente hostil con es un centro penitenciario puede hacer encallar un proyecto de análisis sociológico. Pero aquel extraño episodio, que se ha extendido como inspiración a diversas obras culturales, sirvió para entender algunos conceptos acerca de una posible despersonalización.
Salvando las distancias como es obvio, las redes sociales han visibilizado una curiosa paradoja desde que son productos muy populares; la de cómo unos servicios digitales diseñados para acortar el mundo y establecer relaciones más próximas han acabado por implantar una constante duda sobre si hacen todo lo posible por reducir las voces discordantes.
El escritor hebreo Amos Oz , conocido por relatar los fanatismos entre árabes e israelíes, empleaba una frase muy visual para mostrar los extremismos: «cuando un líder, un escritor o un simple ciudadano se dirige a sus semejantes como parásitos o elementos indeseables, tarde o temprano esas personas serán tratadas sin dignidad humana».
Las plataformas de medios sociales se enfrentan a su mayor decisión de los últimos años: acabar con los «trolls» y acosadores, algunos maestros en la orden a la difamación, que empañan todas sus aportaciones a la sociedad. Son pocos, se cree, pero hacen mucho ruido. Forman parte de un caldo de cultivo que ha expulsado a muchos usuarios en los últimos años, algunos de ellos mentes brillantes que se han aburrido y hastiado de recibir un trato peyorativo continuamente en sus perfiles.
¿Es real o ficción? ¿El comportamiento inapropiado de algunos grupos de usuarios es el reflejo de una sociedad? ¿Es algo más? Twitter, una de las grandes plataformas sociales, empieza a marcar sus líneas rojas. Uno de los principales es «promover una conversación pública saludable », explican en un comunicado fuentes de la multinacional norteamericana, que acaba de anunciar una iniciativa: ha invitado a sus usuarios a definir la nueva política de uso del servicio para «abordar el lenguaje deshumanizador en la plataforma y minimizar el daño que éste pueda tener en el comportamiento fuera de Twitter».
Una estrategia que tiene visos de ser una prueba más de la escucha activa que promulga la compañía, pero que se desconoce realmente de qué manera lo van a aplicar. «Se trata de un ejercicio de transparencia y colaboración sin precedentes, que tiene como objetivo asegurar que las políticas atienden lo mejor posible a todos los usuarios», aducen las mismas fuentes. Esta iniciativa es, sin embargo, limitada; a partir del 25 de septiembre y hasta el 9 de octubre los usuarios podrán enviar sus comentarios a través de un formulario para ayudar a configurar la política que combata este lenguaje deshumanizador.
Twitter entiende por «lenguaje deshumanizador» como el uso del lenguaje que trata a los demás «como si fueran menos que humanos». Y pone ejemplos: cuando a otros se les niega la calidad humana (deshumanización animal) o la naturaleza humana (deshumanización mecanicista), así como incluir la comparación de grupos con animales y virus (animalistas) o la reducción de grupos a sus genitales (mecanicistas). La pregunta es clara: ¿de qué manera se puede reducir este comportamiento?
Registrarse con un documento identificativo
Esto es una solución extrema y puede chocar contra la naturaleza de internet, pero se ha barajado en muchas ocasiones cuando se han producido casos sangrantes. En sus inicios, la red social entregaba una insignia para verificar principalmente a las cuentas de grandes audiencias, famosos y personalidades célebres.
Era un indicativo que, posteriormente, se consideró incluso facilitar su registro a todo aquel usuario que compartiera a través de un formulario interno una serie de datos personales (nombre, apellidos reales, profesión y una imagen de un documento oficial), pero el caso de haber verificado a un usuario de ideología supremacista en Estados Unidos hizo saltar por los aires este programa.
Pedirle por obligación un documento como puede ser el DNI en España podría reducir el impacto de usuarios extremistas, pero podría chocar frontalmente con su estrategia comercial, es decir, que se produzca un éxodo de usuarios y que su audiencia -parte de su negocio- cayera hasta los suelos.
Eliminar cuentas extremistas con mayor celeridad
Aunque la compañía ha dado pasos importantes en este apartado, todavía se «cuelan» muchos usuarios extremistas y provocadores que se dedican a acosar, violentar o molestar a otros usuarios. Es importante, en ese sentido, que los usuarios se sientan cómodos a la hora de verter sus opiniones y no estar profundamente cuestionados de manera cruel y difamatoria. Grupos de ideología nazi, extremista o racista pululan a veces sin problemas en una red social que abandera la idea de comunicación global.
Reducir la visibilidad de los «trolls»
Otro de los mayores problemas de esta red social es que a veces da la sensación que los «trolls» campan a sus anchas sin problema alguno. Es más, tienen mucha visibilidad. Los encuentras por cada esquina cada vez que se ha producido un episodio vergonzoso. Es cierto que, en ese sentido, la multinacional ha realizado algunas medidas como por ejemplo hacer una «limpieza» de usuarios que no han completado sus registros de perfiles -lo llaman «cuentas congeladas»- pero tampoco es suficiente.
Mayor educación colectiva
Aunque esta propuesta es más transversal y no tiene mucha fuerza Twitter para liderarla, es de recibo inculcar a los usuarios más jóvenes sobre todo, aquellos que se incorporan a la sociedad y se abren sus primeros perfiles en redes sociales, elaborar un discurso positivista de marcado respeto al prójimo. El refranero español a veces acierta en sus planteamientos y, tirando de algunas de sus refranes, hay uno que bien se podría aplicar al comportamiento humano en plataformas sociales: «lo que no quieras para ti no lo quieras para los demás».
Mejorar el servicio de ayuda a las víctimas
Las víctimas y usuarios acosados se encuentran con una incertidumbre habitual; falta de apoyo institucional y una sensación perpetua de que cuando te sucede algo nadie mira por ti. Twitter dispone de una serie de formularios para este tipo de usuarios que se encuentran en problemas, pero sería interesante establecer un vínculo mayor con la empresa que, en fin, le proporcionas dedicación y tiempo de uso.
Impedir la creación de cuentas abusivas
Esta es una medida controvertida que puede levantar ampollas, pero sería cuestión de valorarlo detenidamente. De cara a «sanear» la conversación «tuitera» es importante apartar, sin lugar a dudas, a los usuarios más provocadores que cometen abusos. Evitar su desembarco para que sigan cometiendo follones y meterse en trifulcas dialécticas que no solo incomodan al público sino que a veces pueden incurrir en delitos.
Mejorar el formulario de denuncias
Es cierto que Twitter cuenta con un sistema de denuncias de acosos a las autoridades, pero en ocasiones están algo escondidos o los usuarios desconocen si realmente llega a buen puerto. Debe ser más claro, más conciso, más completo y más fácil.
Políticas más claras
Las políticas de uso de un servicio digital es, para entendernos, su libro de instrucciones, lo que se permite, lo que no, lo que está prohibido. Pero en la mayoría de veces el informe de condiciones se las redes sociales pecan de emplear un lenguaje farragoso y muy técnico, además de ser excesivamente extensos, que provoca que la gran inmensa mayoría de usuarios den a «aceptar» sin leerlos previamente. Y si lo hiciéramos quizás nos llevábamos una sorpresa. Por fortuna, el Reglamento General de Protección de Datos, que entró en vigor en mayo, se existe que sean más claras. Pero más tendrían que ser.
Mejorar buscador para no localizar mensajes extremistas
Enclavado en una postura anteriormente citada, Twitter es posible que haya acometido algunas reformas en los últimos años para reducir la visibilidad de los mensajes y cuentas extremistas, pero como la gente no es tonta suele localizar fácilmente esos controvertidos «tuits» gracias a su potente buscador, que cuenta con sistemas para afinar los resultados. ¿Sería posible, pues, que no aparecieran?
Ocultar mensajes de abusos o extremistas
De ahí que, tirando del hilo, cabe señalar que lo que no se ve no existe. Si esos mensajes de extremistas o denunciados no aparecieran ni en los hilos, ni en las menciones, ni en los «retuits» tal vez se dejara de alimentar a los «trolls», un tipo de usuario de internet que busca visibilidad como su pan de cada día. Si no reciben carnaza acaban por desaparecer.
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