¿Puede saber un ordenador cuándo un chiste es gracioso o no?

Una iniciativa del New Yorker y Microsoft pretende dilucidar si la inteligencia artificial puede llegar a calificar el humor

¿Puede saber un ordenador cuándo un chiste es gracioso o no? NEW YORKER

ABC.ES

«New Yorker» , fundada en 1925, es un referente en cuanto a los semanarios culturales en la capital intelectual de los Estados Unidos. Una de sus secciones más exitosas es la que tiene como objeto poner una línea de texto en una viñeta cómica sin ella. La revista tiene más de 5000 sugerencias cada semana, y esto hace cada vez más difícil decidir cuál elegir, según citan al medio «Bloomberg» . Los asistentes del editor de viñetas de la revista, Bob Mankoff , tienen graves problemas a la hora de ver todas y es un puesto, afirman, con gran « rotación ».

Esto ahora va a cambiar: Mankoff y la compañía informática Microsoft han decidido colaborar para poder clasificar estas sugerencias de chistes. Están «entrenando» una máquina con todas las viñetas antiguas del New Yorker para dar al ordenador un conocimiento de su tipo de humor. Se van a dar detalles sobre cómo se ha realizado este proceso el próximo 13 de agosto, en una conferencia en Sidney. La idea surgió hace un año: Dafna Shahaf, una investigadora en Microsoft, estuvo en una conferencia de Mankoff sobre el archivo de viñetas. Esta abrió entonces una interrogación en su cabeza: «¿Puede el humor ser enseñado a un ordenador?». Esto incluye elementos avanzados como el sarcasmo , los juegos de palabra y la ironía; elementos en los cuales los ordenadores se suelen topar con una muralla.

Microsoft se había encontrado ya con este problema en el traductor de Skype, que realiza traslaciones en vivo y le cuesta pasar chistes de un idioma a otro. Shahaf ha llenado ahora la memoria del ordenador con todos los chistes imaginables, buscando la colaboración de los trabajadores para saber qué es gracioso y qué no. Han dividido los elementos del humor en contexto y anomalí a . El primero busca ver qué chistes se construyen en descontextualizar algo (una piscina en un desierto) y el último en ver qué elementos externos invierten una escena normal.

Mankoff se ha mostrado «sorprendido» con la capacidad del ordenador de detectar lo chistes malos de los más divertidos. Eso sí, no cree que los ordenadores puedan llegar a «mejorar» a sus propios escritores de chistes. En ese sentido afirma que «el futuro es el enlace entre el hombre y la máquina » y que para el trabajo de clasificación «los ordenadores son una gran ayuda».

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