Seis estrambóticos paquetes que el servicio postal irlandés es capaz de entregar

Autodefinidos

¿Qué es lo más imprevisible que hay en este mundo? Probablemente, una persona con mucha imaginación y mucho tiempo libre. Eso es lo que pensamos después de conocer, vía « Mashable», en qué consiste el desafío que un hombre llamado David Curran ha lanzado al servicio postal de Irlanda. En este país siempre se ha dicho que los carteros son capaces de llevar una carta o paquete a su destino conociendo tan sólo el nombre del destinatario y el de la ciudad donde vive. David ha querido comprobar si son capaces de entregar cosas todavía más enrevesadas.

Por eso se ha dedicado a diseñar sobres y paquetes plagados de incógnitas: simplemente por el placer de constatar si la compañía de correos puede descifrarlos. Los resultados del experimento, que ha ido registrando en su blog, son sorprendentes: los voluntariosos mensajeros irlandeses han cumplido con su misión en la inmensa mayor parte de los casos. Incluso si para conocer la dirección tenían que resolver primero un autodefinido, como en la imagen que puedes ver sobre estas líneas. David Curran ha ido aumentando el nivel de dificultad hasta encontrar sus límites.

Rueda de cartón

Seguro que recuerdas aquellos libros que todos tuvimos de niños, en los que girando una rueda de cartón que asomaba por el lateral de la página podíamos mover una imagen o un texto. Esa ha sido la inspiración de Curran para este segundo diseño, que también alcanzó su destino sin mayores problemas. Otro punto para el servicio postal irlandés.

Tira de las flechas

La cosa se va complicando. En este tercer caso, el cartero de turno tenía que tirar de las flechas para desvelar los datos de la persona a la que tenía que entregar la carta. De acuerdo, no es que sea muy difícil, pero... ¿qué cara se le quedaría al mensajero al sacar este sobre de su bolsa? Fuese cual fuese, la entregó sin dudarlo.

Un puzzle

Esto ya está a otro nivel. ¡Un puzzle! Según indican las instrucciones escritas en el propio sobre, en la oficina postal tenían que abrir la carta para resolver el rompecabezas y conocer dónde tenían que llevar el paquete. No sólo lo hicieron, sino que adjuntaron una educada nota con una explicación para el destinatario. Eso sí es eficacia y buena voluntad.

Busca un espejo

Para entregar esta quinta carta, el cartero tuvo que buscar un espejo y leer la dirección ante él. Y lo hizo. Como en las cuatro ocasiones anteriores, David Curran alucinó al conocer que su sobre había llegado al lugar correspondiente. A estas alturas, es de suponer que comenzaría a plantearse si los irlandeses tiran la toalla ante algo.

Poemas

Viendo que no había manera de conseguir que los mensajeros dejasen de entregar un paquete, este peculiar remitente decidió transcribir algunos poemas de Yeats y enviarlos dentro de un tubo de cartón, justo como los que uno encuentra cuando se acaba el rollo de papel higiénico. El resultado no fue distinto: paquete entregado con éxito.

Un jeroglífico

Esto fue lo que David Curran tuvo que hacer para lograr que los carteros se rindiesen: un jeroglífico sencillamente indescifrable. Pero lo más curioso no fue que la carta no llegase a su destino... sino que apareciese de vuelta en su buzón, a pesar de que él no había escrito ningún remite. Parece que en la compañía de correos ya saben con quién están tratando.

Dinero

Para terminar, te dejamos el último desafío de este imaginativo personaje, que ahora ha decidido poner a prueba la mensajería internacional. Ha enviado «diez millones de dólares» a Francia dentro de una bolsa de plástico transparente. ¿Serán los galos tan cumplidores como los irlandeses? Sólo tendremos que esperar unos días para salir de dudas...