El ingenioso método de Andrew Carnegie para obligar a responder a una carta

El famoso empresario y filántropo demostró que despertar la curiosidad es la mejor forma de conseguir una respuesta

El ingenioso método de Andrew Carnegie para obligar a responder a una carta WIKIMEDIA

bitacoras.com

En nuestro recorrido diario por los asuntos más sorprendentes de la blogosfera , hoy queremos compartir una curiosa anécdota protagonizada por el industrial estadounidense Andrew Carnegie, que hemos descubierto gracias al blog «Curistoria» y cuyos detalles nos desvela desde el otro lado del Atlántico «The Knewton Blog» .

El refranero español asegura que más vale maña que fuerza y, según la leyenda, precisamente eso fue lo que debió de pensar el famoso empresario y filántropo cuando su cuñada le contó que, por más que lo intentaba, le era imposible conseguir que sus dos hijos, que cursaban estudios en la universidad de Yale, contestaran a las muchas cartas que les escribía.

Para tratar de tranquilizarla, ya que estaba convencida de que les había ocurrido algo malo, Carnegie le aseguró que él podría conseguir que atendieran a sus requerimientos en menos de un mes. Ante la incredulidad de su cuñada, apostaron cien dólares a que conseguiría una respuesta a su carta sin necesidad de pedirla expresamente.

Curtido en una larga carrera empresarial , Andrew Carnegie era un hombre de muchos recursos y poderoso ingenio. Lo que hizo fue, precisamente, acudir a este último para escribir una breve nota a sus sobrinos en la que, tras la firma, indicaba que había incluido en el sobre dos billetes de cinco dólares para sus gastos. Por supuesto, el industrial no envió ningún dinero junto a la carta. Por ello, la respuesta de sus dos sobrinos, dando cuenta de su vida y agradeciendo el gesto de su tío, a la vez que reclamaban el dinero extraviado, no se hizo esperar.

Con esta idea tan sencilla, Andrew Carnegie no solo consiguió tranquilizar a su preocupada cuñada, que al fin obtuvo noticias de sus díscolos hijos, sino que demostró que, a veces, la mejor manera de obtener una respuesta satisfactoria es despertar la curiosidad de quien se encuentra al otro lado.

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