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Dos semanas con Black Shark 2: ¿vale la pena tener un móvil solo para jugar?
La firma china, subsidiaria de Xiaomi, renueva el dispositivo con un diseño más refinado y con unas potentes especificaciones a pesar de que se echa de menos algunos apectos
Aunque las novedades respecto a su predecesor son más bien escasas, el Black Shark 2 vuelve a tirar la casa por la ventana con un cóctel de especificaciones impresionante. El teléfono móvil, diseñado por la firma subsidiaria de Xiaomi, presenta un enfoque muy específico al dirigirse directamente a un público «gamer».
La industria del videojuego móvil está creciendo exponencialmente en los últimos años. Los juegos móviles, de hecho, ya representan el 33% de las descargas totales de las aplicaciones en todo el año. Y es una pequeña muestra de su potencial . Cada vez hay más usuarios que dedican porciones de su tiempo a este tipo de experiencias que, por lo general, requieren de muchos recursos técnicos para ofrecer un buen resultado.
En este terreno, el equipo se mueve como pez en el agua. Se luce. Rinde muy bien. Apenas se sienten cuelgues. Y eso es de agradecer. Sobre todo en los juegos, que suelen ser experiencias que requieren de un elevado consumo de recursos. Debajo de su chasis hay un motor muy potente. Un chip Snapdragon 855 de Qualcomm -el mismo que llevan Los OnePlus 7 Pro o los Samsung Galaxy S10 - arranca todo el bólido que lleva en su interior, al que le acompañan 8 o 12 GB de memoria RAM, dependiendo de las versiones.
Este concepto de móvil, que recuerda al Razer Phone 2 , se diferencia del resto de terminales en su exterior. Como su sistema de iluminación personalizable que ofrece detalles muy llamativos como las dos bandas con luces LED laterales. El sistema incluye un modo de juego muy inmersivo que permite anular notificaciones y otras comunicaciones y,a además, se puede acceder de una manera ágil a todos los juegos instalados. Se pueden conectar unos mandos fácilmente y consultar información útil como el rendimiento.
Una pantalla con mejoras
Es un terminal, sin embargo, tosco y pesado, pero con personalidad. Su agresivo diseño es una seña de identidad, aunque peca de ese cliché al que se le asocia a los videojugadores; ya se sabe, que si lucecitas estridentes y demás. Cumple con ese estereotipo pero presenta detalles interesantes, sobre todo atendiendo a la cara donde se monta la pantalla. Ahí se encuentra una pantalla de 6.4 pulgadas de tipo OLED que ofrece un muy buen resultado . Está, de hecho, a la altura de las expectativas pero tropieza en un aspecto que puede ser fundamental; la tasa de refresco. No ofrece un nivel totalmente adecuado para estos servicios digitales.
Este tipo de paneles son muy especiales. Apuestan mucho por potenciar los colores, que los representa algo saturados e intensos, pero que para disfrutar de este tipo de experiencias es un punto a agradecer. Además, mejoran los contrastes y negros, los cuales son muy profundos, con lo que es otro aspecto visual muy a tener en cuenta.
Pero además de estar orientado a los videojugadores, el móvil también es un móvil de uso diario. Es decir, dispone de otras características necesarias como una cámara, cuyo comportamiento es muy competente, aunque se queda, sin embargo, en un segundo plano. Viene con una doble lente de 12 megapíxeles que, entre otras cosas, saca bastante provecho del modo retrato . Otra de sus virtudes es la batería. Es muy potente. Tiene 4.000 mAh y su autonomía es más que decente. Eso sí, si juegas continuamente o al menos durante varias horas se desgasta rápidamente. Pere se suple con otro aspecto bueno, su sistema de carga rápida.
Se echa en falta la clavija para auriculares, y más teniendo en cuenta que se presupone se va a usar mucho para los juegos. Tampoco dispone de carga inalámbrica ni chip NFC, aunque pueden ser opciones más prescindibles.