ANÁLISIS
El síndome de Diógenes en el mundo de las «apps»
Acumular basura digital en forma de aplicaciones y la falta de criterio en la selección de las imprescindibles provocan una situación inesperada: menos batería en el móvil
Llega un momento en la vida que hay que formularse una pregunta: «¿de verdad te quiero? ¿De verdad me eres útil?». Las aplicaciones son prácticas. Necesarias. Entretenidas, sí, pero muchas de ellas echan leña del árbol caído sobre el mayor problema de los dispositivos móviles de hoy en día: la autonomía.
Tiempo hace ya desde que aquellos míticos T10 de Ericsson , el Alcatel One Touch Easy o el Nokia 3310 se metían en los bolsillos de los jóvenes. Duraban una eternidad en comparación con los teléfonos móviles más avanzados. Porque estos llamados «smartphones» son pequeños ordenadores al alcance de una mano pero un gran dolor de cabeza para recargarlos.
Fórmulas por inducción, cargadores portátiles y el siempre a tu vera cable de red ejerce de palanca hacia el cabreo y la desesperación. Y son esos pequeños iconos los que nos hacen la vida imposible en este lado de la necesidad tecnológica. Las aplicaciones, muchas de ellas, consumen demasiada batería, obligando a los usuarios a replantearse la necesidad de mantenerlas descargadas en sus teléfonos.
A decir verdad, es posible afirmar sin miedo a equivocarse que la mayoría de nosotros utilizamos, ¿cuánto? ¿cinco de ellas diariamente? Juegos que nos engancharon en su día, hoy abandonados a su suerte. Aplicaciones interesantes, nunca más utilizadas. En concreto, la media española sitúa a cinco aplicaciones en los teléfonos , según se desprende del informe elaborado por The App Date .
Facebook se «come» la batería
Facebook, la mayor y más utilizada red social del planeta ha asumido problemas derivados del consumo de recursos desde su aplicación móvil. Teniendo en cuenta que es, junto a WhatsApp, las más utilizadas en España , es fácilmente comprensible si es más práctico decirle adiós y acceder desde su versión web.
Los datos cosechados por AVG , compañía dedicada a la seguridad informática, en relación a las aplicaciones que más batería consume constatan el problema permanente y, de momento, sin solución. Snapchat es otra de las aplicaciones más «agresivas» con respecto a las que pone en marcha el propio usuario. Le siguen Amazon, Spotify y Line.
Es fácil comprobar las que más consumen. Es muy fácil realiazar un diagnóstico de este asunto. Muchos se sorprenderían. Cabe destacar que esas fantásticas y útiles notificaciones «push» que nos permiten estar informados, esas ventanas flotantes que aparecen como por arte de magia, obliga a los aparatos electrónicos a despertarse continuamente. Traducido: más consumo.
Aunque en el caso del iPhone, Apple promete que las aplicaciones abiertas no consumen sino que permanecen «dormidas», en otros terminales sí están «chupando» continuamente. Únicamente repasando las que de verdad se les saca partido , las que son imprescindibles, la batería podría, aunque solo fuera un poco, llegar a durar más tiempo. El problema bien podría parecerse a aquel que sufre el llamativo síndrome de Diógenes. Hablamos de recopilar basura (digital) pero en plena vanguardia tecnológica.