José Almansa

La era del innovador

«No hay empresas, universidades, instituciones, ciudades o países innovadores. Lo que hay son personas que así las hacen. Son los innovadores los que pueden crear una nueva sociedad», reflexiona el autor

José Almansa

Lo siento, la innovación no existe. Al menos como nos la han contado. Las personas que innovan, si. En la Historia han existido necesidades no cubiertas por las respuestas tradicionales y personas conectadas con su espíritu innovador que, mediante un proceso creativo, las han resuelto. Al resultado de este proceso lo hemos llamado «innovación». Sin embargo, el valor está en la persona y el proceso con el que consigue el resultado, así que TÚ eres lo importante.

Por eso, no hay empresas, universidades, instituciones, ciudades o países innovadores. Lo que hay son personas que así las hacen. Son los innovadores los que pueden crear una nueva sociedad. Mejor preparada para las futuras crisis que vendrán, que utilice los recursos del planeta más equilibradamente, más colaborativa que competitiva, que sepa utilizar la tecnología más sabiamente y en positivo, mejor organizada de abajo a arriba . Preparada para nuevas revoluciones que llegarán en la forma de trabajar de la mano de los nómadas digitales, en la medicina preventiva, en la generación de energía a través de los propios usuarios o en tener una moneda social y patrón económico que remunere el valor que el PIB no captura coexistiendo con el actual.

¿Dónde están esos innovadores tan necesarios en estos momentos? Quizá sea la mejor noticia en estos tiempos. El innovador está dentro de ti. Sin embargo, hemos sufrido un proceso de socialización en el que padres (con la mejor intención), maestros, guías espirituales y sociedad nos dan una mochila con las mismas respuestas a todos, desconectándonos del espíritu creativo e innovador con el que nacimos. Ahora entendemos que las respuestas pre-aprendidas no funcionan en tiempos de cambios acelerados y que estamos acomodados. Necesitamos nuevas respuestas.

Los grandes cambios se logran cuando los individuos se activan, replantean los modelos y empiezan a pensar por sí mismos. Innovar es reemplazar respuestas aprendidas por modelos inesperados y, ante la magnitud de las necesidades no resueltas que hoy nos afectan, debemos conseguir que muchos reconecten con su espíritu responsable, creativo e innovador. De esta manera se genera una gran inteligencia social, y surge un proceso creativo/colaborativo que desemboca en un plan para producir el «bottom-up», la innovación desde abajo, desde las personas.

Ha llegado el momento de que cada uno logre pensar por sí mismo y recupere esa esencia que teníamos cuando éramos niños. Necesitamos volver a poner al individuo en el centro de nuestro mundo. En vez de poner el foco en la sociedad, en nuestros padres, en nuestros educadores o en nuestro empleo, cada uno de nosotros debería descubrir quién es y qué puede hacer. Porque la sociedad, la ciudad, la institución, o la empresa, en realidad no existen; son solo conceptos. Lo fundamental son las personas que las forman y somos nosotros, de a uno, pero entre todos, los únicos que podemos crear, innovar, colaborar y, finalmente cambiar el mundo.

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