El coche autónomo de Google: el futuro se topa con la ley y los seguros

Este tipo de vehículos sin conductor revolucionará toda la sociedad, desde los sistemas de coberturas, las infraestructuras , pero la tecnología ya es capaz de hacerlo

El coche autónomo de Google: el futuro se topa con la ley y los seguros GOOGLE

J.M.SÁNCHEZ

A un máximo de 40 kilómetros la vida se ve distinta. Más relajada si cabe, paradójico frente a esta era hiperconectada en la que vivimos marcada por un estrés constante. A esa velocidad, casi viendo pasar el tiempo, circularán como máximo los coches sin conductor que Google planea fabricar . En su faceta más agresiva (e innovadora) adoptada en los últimos tiempos, el gigante tecnológico ha mostrado esta semana por primera vez un modelo de vehículo autónomo diseñado por sus ingenieros y que carece de elementos como volante o pedales.

Este proyecto del que la compañía ha querido sacar pecho es la culminación de varios años de investigación. Comenzaron con diversos modelos de vehículos construidos en serie a los que se les había instalado un software especial para dotarlos de «inteligencia». Estos han demostrado ser capaces de moverse sin una persona al volante. De hecho, ya han circulado unos 1.126.000 kilómetros, muchos de ellos por las calles de Mountain View, donde Google tiene su sede principal, aunque, eso sí, con un conductor humano para tomar el control en caso de registrarse fallos informáticos.

Coches con sensores y cámaras

El prototipo presentado, cuya estética recuerda a la mítica furgoneta Volkswagen Kombi -popularizada por el movimiento hippy- o a un Smart (Mercedes), tiene un motor eléctrico -ecológico- y dispone de dos asientos. El plan es fabricar cien prototipos para verano de este pequeño a simple vista pero acondicionado coche cargado de sensores, cámaras, rayos láser y sistemas informáticos que hagan todo el trabajo del ser humano. «Un paso importante hacia la mejora de la seguridad vial y la transformación de la movilidad de millones de personas», certifica el director del proyecto de vehículo autónomo de Google, Chris Urmson.

Ese aspecto (la ausencia del humano en la conducción) lo cambia todo. Y lo cambiará todo, desde la industria automovilística, las infraestructuras, hasta el sistema de coberturas de las aseguradoras, que ahora mismo no contempla este hipotético escenario. Aunque su tecnología está a punto, su introducción en el mercado será más tardía, ya que no existen leyes o pólizas de seguros para este tipo de coches. El mexicano y fundador de la empresa Autonomos Raúl Rojas, pionero en este campo, vaticina que no será hasta el año 2064 cuando el 50% del parque automovilístico albergue este tipo de vehículos.

Lo que parece caótico y arbitrario en una calle de ciudad para el ojo humano resulta bastante predecible para un ordenador. Para ello, Google ha elaborado modelos de software en base a miles de situaciones diferentes que van desde lo habitual (por ejemplo, un coche que se detiene frente a un semáforo en rojo) a lo menos habitual (por ejemplo, un coche que no respeta un semáforo en rojo).

Desde hace años, varias empresas se han puesto manos a la obra para tratar de hacer realidad el sueño de los coches que se conducen solos por nuestras carreteras. No es nada nuevo, pero poco a poco estos fabricantes se acercan más a una conducción inteligente. Las autovías despejadas son algunas de las pruebas superadas por estos coches, pero las calles en ciudades concurridas ha sido el reto más complicado.

Para que este futuro sea real se necesita una intercomunicación entre el vehículo y la carretera. Balizas, señales, líneas viales y demás elementos ubicados en la calzada deberán mandar información constante al ordenador para actuar de una manera u otra. Pero los avances tecnológicos ya son capaces de ello. «No se ha producido un desarrollo más rápido porque cambia el sistema de responsabilidad de los accidentes», señala a este diario Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados .

El factor humano está presente en el 100% de los accidentes registrados en las carreteras. Un fallo, un despiste, un desliz, un comportamiento provocado por el consumo de drogas o la somnolencia son los las principales causas de mortalidad en este ámbito. «La tecnología va a evitar y conseguir esa visión cero de accidentes y ser una realidad porque las máquinas van a poder corregir el fallo de la persona», asegura.

Una realidad a muy largo plazo

Para los fabricantes, el coche autónomo será una realidad muy a largo plazo. «Antes hay que dar una serie de pasos; el paso previo es el vehículo conectado con su entorno, no solo con internet sino con las infraestructuras y las carreteras. Hoy estamos muy lejos», manifiesta David Barrientos, de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones .

La clave del éxito, según los expertos, será el convencimiento de los gobiernos para realizar la importante inversión que requerirá adaptar las ciudades y carreteras, así como del abaratamiento de costes de estos sistemas y la dotación necesaria del vehículo. Con todo, y antes de que esta tecnología salga al mercado, se deberá cumplir una serie de requisitos en cuanto a normas de circulación y de seguros. El coche fantástico se topará con numerosos baches antes de comenzar a rodar.

Menos optimista que la compañía se muestra María Seguí, directora de la Dirección General de Tráfico , que ha afirmado que el coche sin conductor «en Europa está lejos de que pueda ser una realidad». En un desayuno informativo celebrado este jueves, Seguí valoraba el coche Google como «algo experimental» y aún «inaplicable» en las carreteras españolas.

Así cambiará la vida de la gente

Gracias a estos sistemas, dicen los expertos, se aumentará la seguridad en la carretera, el aparcamiento ya no será un problema, bajarán las multas de tráfico, habrá una mayor fluidez de tráfico y menos congestión en las carreteras, será más ecológico, es posible que ya no sea necesario un persmiso de circulación. Sin embargo, todo ello provocará que el sector del transporte (taxistas, repartidores) se resienta y haya menos peustos de trabajo, aunque se crearán nuevos puestos relacionados con la mecánica de alta tecnología, desarrolladores de software y personal cualificado para la construcción de las necesarias y nuevas infraestructuras.

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