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Las tortillitas de camarones de Mercadona no se hacen en Cádiz: este es su origen

A pesar de su gran arraigo histórico a la provincia de Cádiz, las tortillitas de camarones de Mercadona no son fabricadas en Cádiz ni por gaditanos

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Tortillitas de camarones voz de cádiz

Chema Galán

Cádiz

Las tortillitas de camarones son una de las joyas de la gastronomía andaluza, especialmente vinculadas a la provincia de Cádiz. Su textura crujiente y su sabor inconfundible las han convertido en un emblema culinario que no falta en ferias, bares y mesas familiares. Elaboradas con harina de garbanzo, cebolla, perejil y, por supuesto, camarones, este plato tiene raíces humildes y una tradición que se remonta a siglos atrás.

El origen de estas tortillitas se encuentra en la cocina popular, donde se idearon como una forma ingeniosa de aprovechar los pequeños camarones que se capturaban en las marismas y que, por su tamaño, no eran aptos para la venta en lonjas. Con el paso del tiempo, la receta se perfeccionó hasta convertirse en uno de los platos más representativos de Cádiz y su bahía. Hoy en día, su popularidad ha traspasado fronteras y su sabor se disfruta en toda España, incluso en versiones envasadas disponibles en supermercados.

Las tortillas de camarones de Mercadona

Sin embargo, muchas veces hay que fijarse en la procedencia de los productos a la hora de comprarlos porque podemos llevarnos una sorpresa, como es el caso de este producto en los congelados de Mercadona. Una curiosidad que ha sorprendido a muchos consumidores es que las tortillitas de camarones que Mercadona comercializa no se fabrican en Cádiz, como se podría esperar, sino en Isla Mayor, un municipio sevillano con una fuerte tradición marismeña.

Imagen de las tortillas de camarones de Mercadona MERCADONA
Imagen de la tortilla de camarones de Mercadona MERCADONA

A pesar de que la receta está estrechamente ligada a la provincia gaditana, su producción ha encontrado en este pueblo un enclave estratégico para su elaboración, gracias a su industria agroalimentaria y su cercanía con los ecosistemas donde se crían los camarones. Este dato no le resta autenticidad al producto, pero sí llama la atención de los más puristas, que podrían esperar que la fabricación de estas tortillitas se mantuviera en la tierra donde nacieron. No obstante, lo cierto es que el arte de la fritura andaluza y la tradición culinaria de la región permiten que platos icónicos como este sigan conquistando paladares sin importar dónde se produzcan.

Sin duda, la mejor manera de disfrutar unas tortillitas de camarones auténticas sigue siendo en los bares y restaurantes de Cádiz y su entorno, donde se fríen al momento y se sirven recién hechas, con su característica textura fina y crujiente. Con su historia centenaria y su inconfundible sabor, este plato sigue siendo un símbolo del buen comer andaluz, tanto en su versión casera como en su formato envasado, que permite acercarlo a muchas más mesas en toda España.

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