De subastas a pintadas obscenas: casos machistas que alarmaron a la universidad
Más allá de los insultos de los estudiantes del Colegio Mayor Elías Ahuja, el componente sexual y de humillación está presente en buena parte de las novatadas a las que las instituciones académicas llevan años tratando de poner coto
Diversidad de opiniones entre universitarios tras la polémica del CMU Elías Ahúja
Habían sido animadas a colgarse del cuello carteles denigrantes y a participar de juegos eróticos. En algunos casos les tocaba restregarse un hielo por todo el cuerpo sin la ayuda de las manos y más tarde se les invitaba a practicar una 'felación' a un plátano colocado a la altura del cinturón de un chico, otro novato. El episodio, ocurrido en septiembre de 2014, llegó a oídos de la Universidad de Extremadura, las chicas habían participado voluntariamente de 'la broma', pero las novatadas quedaron prohibidas.
Desde ese momento, la universidad española despierta de su letargo y se van dando los primeros pasos en materia legislativa que culminaron, el pasado mes de febrero, en la aprobación de la Ley de Convivencia Universitaria, que recoge en su artículo 11 que las novatadas son «faltas muy graves».
Lo del Colegio Mayor Elías Ahuja hay que enmarcarlo en el contexto de las novatadas. Octubre, segundo primer mes de universidad, los colegiales se asoman a las ventanas y empiezan a insultar a las chicas del colegio femenino de enfrente, el Santa Mónica. «Putas, ninfómanas». El vídeo se hace viral, se comenta, se politiza. Las 'mónicas' dicen públicamente que forma parte de la tradición, que la relación con los 'ahujos' es buena.
Maltrato como diversión
También las chicas de Extremadura pudieron haberse negado a restregarse el hielo por el cuerpo, pero no lo hicieron. No es casualidad que se utilice el eufemismo 'jornadas de integración' para referirse a las novatadas.
«Entra en juego el importante factor de la pertenencia al grupo», explica Loreto González-Dopeso, que lleva más de una década persiguiendo y documentando en una página web y un par de libros las novatadas más humillantes que tienen lugar en los campus cada septiembre. Preside la asociación No Más Novatadas e indica a este periódico que los universitarios varones, como las mujeres, son víctimas de estas costumbres que arrastran un «innegable componente vejatorio».

«En las novatadas el maltrato se convierte en el centro de la diversión: ya sea físico, psicológico o sexual», indica. Sin embargo, esta profesional vinculada al mundo académico, sí puntualiza que las chicas jóvenes «han sido estadísticamente más humilladas que los varones en las novatadas en las que interviene el componente sexual».
Al preguntarle por los episodios de peor gusto que ha ido registrando en más de una década de trabajo, su memoria se detiene en tres momentos muy concretos que sirvieron para despertar la conciencia de las instituciones académicas. El primero que se le viene a la cabeza es una'subasta' de novatos en la Universidad de León.
Sobre un escenario improvisado los veteranos 'ofrecían' a los novatos, alumnos de Inef, a centenares de asistentes a la subasta. Nadie recuerda cuándo se empezó a 'pujar' por los recién llegados al campus, pero sí que la última 'subasta' fue la de septiembre de 2017. La práctica, humillante per se, se desmadró del todo (alcohol mediante) cuando el precio de los novatos iba elevándose con cada prenda de la que se desprendían.
El acto terminó con varios jóvenes semidesnudos bailando sobre la tarima. Los cuerpos de ellas habían sido utilizados a modo de lienzo donde escribir mensajes obscenos. Alguien del público grabó la escena, el vídeo se hizo viral y la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte se encargó de que la tradición fuera erradicada. La viralidad fue notable y, desde entonces, la práctica totalidad de universidades de Castilla y León se han esmerado especialmente en lanzar campañas de concienciación para erradicar el recurrente problema que salpica a los campus cada septiembre y octubre.

Es ese mismo año, 2017, cuando una situación similar a la ocurrida el pasado jueves en Madrid estalló en Galicia. En este caso no la protagonizaron 'ahujos', sino 'margaritos', estudiantes de la residencia El Hogar de Santa Margarita, en La Coruña.
Un grupo de 'margaritos' profirieron en 2017 insultos a las monjas y a las usuarias de la residencia femenina de enfrente en La Coruña
De madrugada, el grupo de 'margaritos' comenzó a proferir insultos a las usuarias y a las religiosas de la residencia femenina María Inmaculada. 'La Voz de Galicia' dijo entonces que se trataba de «graves expresiones machistas» pero, además, la Policía Local identificó a cuatro jóvenes menores de edad del grupo de estudiantes que, vestidos solo con calzoncillos, causaron destrozos en el mobiliario urbano, en las entradas a los garajes de un edificio y en un vehículo estacionado.
En años anteriores, según la prensa local gallega, las chicas de la residencia solían arrojarles cubos de agua desde las ventanas y después llegaba la Policía y los jóvenes se dispersaban. Pero aquel año los chicos cogieron carrerilla y con el impulso proyectaron las piernas contra la verja del garaje de las religiosas.
Lo hicieron repetidas veces entre aplausos y gritos mientras unos chicos vigilaban en las calles cercanas y otros grababan los hechos con sus móviles. El Hogar de Santa Margarita optó por expulsar a dos jóvenes después de hablar personalmente con las familias de los identificados, el ayuntamiento intervino y el Consejo de Colegios Mayores de España lanzó un manifiesto contra este tipo de prácticas. Aquello marcó un antes y un después en la tolerancia a lo que, en no pocas ocasiones, se alejaba de la a priori inofensiva 'jornada de integración'.
Guerra de sexos
Varias universidades y sus centros adscritos explican a ABC que la rivalidad entre residencias y colegios mayores es algo que sigue existiendo, pero que las 'guerras de sexos' tienden a desaparecer con la proliferación de centros mixtos. En la ciudad de Granada, por ejemplo, sería imposible grabar un vídeo de gritos desde las ventanas como el del Ahuja. Los colegios femeninos y masculinos están mayormente alejados unos de otros, a excepción de los dos del centro. Ante las preguntas de ABC a algunos alumnos de dichas residencias, estos describen absoluta «normalidad».
Distinto es el caso de Salamanca donde sí existe una especie de rivalidad entre residencias o colegios mayores desde hace tiempo, pero que dista de lo sucedido en los últimos días en el colegio mayor de Madrid. «Sí hay cánticos, pero no son ni sexistas, ni machistas, ni homófobos. Van contra el propio colegio, no contra quienes están en él», asegura Javier Mérida, director del Colegio Mayor Guadalupe, propiedad de la Universidad Pontificia de la capital charra. En Salamanca prácticamente todas las residencias ya son mixtas. Solo existen tres que diferencian por sexo, pero «nunca», expresa Mérida, ha habido conductas como la de los colegiales de Madrid.
Fue en la capital, precisamente, donde la Universidad Complutense habilitó en 2017 un teléfono de atención psicológica para poder detectar conductas humillantes en el contexto de unas novatadas que en ocasiones exceden la simpática anécdota de pringarse con talcos, huevos y harina.