La Reina Sofía y el ministro Bolaños se despiden de Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro
Cierra la capilla ardiente del Pontífice, con un balance total de 200.000 peregrinos en tres días
Los motivos por los que el Vaticano ha optado por un luto de perfil bajo para Benedicto XVI
La capilla ardiente de Benedicto XVI, en la basílica de San Pedro, se ha cerrado este miércoles al filo de las siete de la tarde, con un balance total de 200.000 peregrinos en tres días. Entre los últimos, la Reina Sofía, que ha llegado acompañada del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y de la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá.
La madre del Rey se detuvo un cuarto de hora ante los restos del Pontífice, y dio personalmente el pésame a Georg Gänswein, secretario del Papa emérito.
Esta noche, los restos del Papa emérito serán trasladados a un ataúd de ciprés y comenzará la preparación para el funeral. Será difícil de olvidar la ceremonia de este jueves en el Vaticano. A primera hora, el Papa Francisco y otros 3.700 sacerdotes de todo el mundo dirán adiós a Benedicto XVI. Lo harán ante veinte altas delegaciones oficiales, casi todas llegadas a Roma a pesar de no haber recibido una invitación. Será una ceremonia sencilla y sobria, por deseo de Joseph Ratzinger, pero también para cerrar un delicado periodo de convivencia de dos pontífices.
El Vaticano ha optado estratégicamente por un luto de perfil bajo. Este jueves no cierran las oficinas del Vaticano, no hay banderas a media asta, no hay luto oficial. Así se subraya que el fallecimiento del Papa emérito no marca el final de su pontificado, pues éste ya concluyó cuando entró en vigor su renuncia a las 8 de la tarde del 28 de febrero de 2013. “La despedida oficial a Benedicto se hizo cuando abandonó la ciudad en helicóptero rumbo a Castel Gandolfo”, recuerdan a ABC.
El estilo de su funeral es sobre todo coherente con la decisión del mismo Benedicto XVI de llevar un perfil bajo desde el momento de su renuncia. Pero no es cuestión de humildad personal. Su intención era recordar que desde que se marchó no ha seguido interviniendo ni siquiera “indirectamente” en el gobierno de la Iglesia, y que en ningún caso el Papa “reinante” debía confrontarse con él antes de tomar decisiones delicadas.
Además, con el diseño de este funeral, tanto Benedicto XVI como Francisco han querido mostrar a futuros sucesores lo mismo que han hecho en los últimos años: que si un Papa renuncia al pontificado, lo hace con todas sus consecuencias y que su sucesor no puede tener las manos atadas.
En cualquier caso, como gesto de luto, Francisco no ha añadido estos días más eventos de los que ya tenía previstos a su reducida agenda y ha optado por mencionar al Papa emérito en cada una de sus apariciones públicas, sin modificar los discursos que ya tenía preparados. Lo hizo así desde el mismo día del fallecimiento, el sábado 31 de diciembre con el “Te Deum” por el año que termina; el 1 de enero con la misa y con el ángelus; y también este miércoles con la audiencia general.
“Antes de comenzar esta catequesis, quisiera que nos uniéramos a los que están aquí cerca rindiendo homenaje a Benedicto XVI en la capilla ardiente, y dirigir mis pensamientos a él, que fue un gran maestro de la catequesis”, dijo mientras los peregrinos le interrumpían con aplausos. “Su pensamiento agudo y ágil no era autorreferencial sino eclesial, porque siempre quería acompañarnos al encuentro con Jesús, que fue la meta a la que nos condujo el Papa Benedicto, llevándonos de la mano”. “Que nos ayude a redescubrir en Cristo la alegría de creer y la esperanza de vivir”, concluyó. Luego, el Papa repitió este saludo en varios idiomas, entre ellos el español.
Además, este jueves, el Vaticano filtró el prólogo que Francisco ha entregado para un libro recopilatorio de frases de Benedicto XVI. El volumen se titula “Dio è sempre nuevo” (“Dios es siempre nuevo”) y se publicará el próximo 14 de enero en Italia y más adelante en otras lenguas. Se trata de textos seleccionados por Luca Caruso, biógrafo del Papa emérito y uno de los expertos de la Fundación Joseph Ratzinger Benedicto XVI.
En el texto, el Papa dice que la Iglesia católica “estará para siempre agradecida” a Benedicto XVI pues ofreció “un pensamiento y un magisterio fecundos en el tiempo y porque ha sabido centrarse en las referencias fundamentales de nuestra vida cristiana”. Además, “no desvió su atención, como verdadero hombre de fe, de las grandes y espinosas cuestiones de nuestro tiempo, observadas y analizadas con juicio consciente y valiente espíritu crítico”, asegura.
El funeral del primer Papa emérito de los tiempos modernos será muy parecido al que se habría celebrado si hubiera fallecido durante su pontificado.
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La única gran diferencia es que su sucesor pronunciará la homilía, y lo hará con mucho cariño pues se llevaban muy bien. El Papa lleva varios días preparando el delicado texto. Probablemente, igual que hizo en la canonización de Juan Pablo II, Juan XXIII y Pablo VI, evitará hacer un homenaje explícito de los momentos más importantes de su vida, y propondrá dos o tres elementos de su modo de vivir la fe que pueden ser útiles para los católicos de este tiempo. Un discurso para unir a todas las sensibilidades de la Iglesia y comenzar una nueva fase de su pontificado.