Los tres motivos por los que podemos llegar a querer más a una mascota que a otra persona, según la ciencia

El vínculo entre un perro y su dueño puede llegar a ser más estrecho que la del último con otro ser humano

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P. A.

El vínculo entre una mascota y su dueño puede ser mayor que la de este último con sus amigos o familiares. Así lo señala un estudio llevado a cabo por el terapeuta estadounidense Jason N. Linder, que ha encontrado tres motivos que explican la conexión tan especial que podemos llegar a tener con nuestros perros, gatos u otros acompañantes animales.

Linder explica que «la pandemia nos obligó al aislamiento», lo cual ha provocado que «las mascotas cuentan ahora más que nunca». Afirma también que «cuando contamos nuestros problemas y lo que nos estresa a otros humanos, generalmente comienzan a resolvernos los problemas, cuando lo que necesitamos es conexión, comprensión y empatía ».

«La mayoría de las mascotas, especialmente la mayoría de los perros , no solo son naturalmente perfectas en esto, sino que también están genéticamente programadas para proporcionárnoslo», defiende el psicólogo.

Están 'programadas' para darnos atención

Se suele decir que las mascotas pasan con nosotros solo algunos años, desde que nacen hasta que mueren, pero nosotros estamos con ellas toda su vida. Linder señala que tratar a una persona como si fuese importante y especial , como hacen los animales de compañía, hace que se desarrolle la autoestima.

«Las mascotas son óptimas aquí porque su existencia principal está orientada a conectarse con nosotros, leer nuestros estados mentales y sentimientos , estar disponibles para nosotros, amarnos y mostrarse emocionalmente para nosotros», concluye el estudio.

En nuestro «código de supervivencia» , según cuenta este psicólogo, está nuestra necesidad del otro: «Somos innatamente interdependientes antes de ser independientes. Esto es evidente desde el nacimiento; de bebés, dependemos de nuestras figuras de apego para satisfacer nuestras necesidades básicas. El aislamiento no es nuestro estado natural y es innatamente traumático [...] y las mascotas pueden tomar el relevo cuando otros humanos no pueden hacerlo para muchos pacientes».

Son, esencialmente, buenas

Las mascotas no tienen motivos ocultos, no mienten, ni manipulan, ni traicionan , ni abandonan. En la investigación se explica que «son ferozmente, inquebrantablemente leales, siempre y cuando los trates decentemente, e incluso si no lo haces».

«No hay demasiadas experiencias más correctivas y terapéuticas que sentirse valorado, amado, importante y especial . De hecho, para las personas traumatizadas, experimentar estas emociones puede ayudarles a tener relaciones más sanas con otros humanos más adelante», analiza.

Conectamos con ellas

No es extraño que en los hospitales muchas veces haya animales que sirven de apoyo emocional para los pacientes. El cariño que puede transmitir por ejemplo un perro a un enfermo no le va a sanar, pero sí a cuidar.

«Las mascotas nos entienden de forma no verbal. Están sincronizados con nosotros emocionalmente y no se distraen con las palabras y otras complejidades o matices en las relaciones humanas. No discutirán con nosotros, simplemente nos aman sin importar lo que esté pasando. Nos vinculamos con las mascotas y entre nosotros a través de la emoción», explica este estudio.

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