La historia de una italiana con vocación de salvar perros abandonados en Rumanía, fenómeno editorial
Diecinueve años de lucha, tras abandonar su trabajo de publicista en Milán; cuenta su experiencia en un libro, un sector en las librerías en gran auge, porque el perro se ha transformado para muchas personas en compañero de vida
Abandonó hace 19 años su carrera de publicista en Milán y, llevada por su amor a los animales, se trasladó a Rumanía, con ánimo de salvar los perros abandonados , que eran exterminados por las calles. Sara Turetta, 47 años, con sensibilidad a los sufrimientos del mundo, trabajó para ayudar a las personas frágiles, pero un día decidió pasar sus vacaciones en Rumanía, con el objetivo de ver con sus propios ojos las atrocidades que se cometían con el beneplácito de las autoridades . Decenas de miles de perros callejeros se mataban cada año. Sara, cuando tenía 28 años, en el 2001, pasó una semana en Bucarest. Suficiente para despedirse de su agencia de publicidad, dejar todo y dedicarse a salvar los perros callejeros, trasladándose a Cernavoda, en el sudeste de Rumanía, entre el Danubio y el mar Negro. «Lo más triste es que en el país destruido por 50 años de la dictadura más cruel, las matanzas se producían por voluntad de las instituciones. No podía quedarme quieta y mirar», dice hoy Sara. Ha contado su experiencia en un libro, «I cani, la mi avita» (Los perros, mi vida), que sale hoy a la venta. Los derechos de autor serán para la ONG «Save the dogs». Se pronostica un fenómeno editorial . Los libros sobre perros llenan las librerías. Los hay de todo tipo: Manuales, novelas, libros de denuncia, razas, consejos del veterinario… Y se venden como rosquillas. Es un reflejo de cómo el perro, considerado siempre el mejor amigo del hombre, se ha transformado para muchas personas en compañero de vida.
Los números hablan de su compromiso
Después de años de batallas contra violencias y corrupción, en un lugar perdido del mundo, a 200 kilómetros de Bucarest , fundó en el 2005 la ONG «Save the dogs and other animals», que ha salvado miles de perros. Cada año cuida más de dos mil y acoge a cientos en refugios, con dos clínicas veterinarias, ocupándose además de proyectos de educación en las escuelas. Nació así el programa de terapia con burros dedicado a los niños discapacitados en el centro don Orione de Bucarest, el primero en Rumanía. En casi quince años de actividad, los empleados de la ONG han pasado de 2 a 50, todos rumanos y con contrato regular de trabajo . En estos años han esterilizado más de 33 mil perros de forma gratuita y casi 6.000 los adoptaron en otros países europeos. «Desde hace 8 años contamos con un maravilloso centro en las colinas, y desde 2017 una clínica veterinaria de 800 metros cuadrados para los animales de las personas más pobres, así como una sala de emergencias para perros y gatos. Hay una plantilla de 45 personas trabajando allí. También es un centro de acogida de animales abandonados, con 62 burros y 15 caballos que eran maltratados».
Por su compromiso social, Sara Turetta fue la primera activista por los derechos de los animales premiada por la presidencia de la República con el título de «Caballero de la Orden de la Estrella de Italia».
¿Por qué no se ocupa de niños?
La pregunta que muchos se hacen es por qué Sara no se ocupa de niños, por ejemplo, en lugar de los perros. La escritora Susanna Tamaro, que ha escrito en el Corriere un reportaje sobre la expublicita, cita el libro «El último abrazo. Las emociones de los animales y lo que nos cuentan de nosotros», de Frans de Waal, y comenta: «Todos los estudios avanzados confirman lo que las almas sensibles y los corazones puros han sabido siempre: Los animales tienen una gran complejidad emotiva que les lleva a sufrir y a tener sentimientos profundos como los tenemos nosotros; naturalmente, todo trasladado a su nivel», afirma Susana Tamaro. La escritora: «Cuando una situación se degrada y golpea a los animales, también afecta a los niños, y cuando se alivia el sufrimiento de los animales, también se alivia el de los niños. En el mundo de los vivos todo está conectado, todo es relación, no hay y no puede haber muros, vallas que dicen: hasta aquí sí, más allá no. Los animales no deben ser humanizados, sino tratados con la dignidad que su estado requiere».