¿Qué hacer si a tu mascota le da un golpe de calor?
Un «golpe de calor» puede ser mortal para muchos animales domésticos
El elevado calor de estas fechas, animales de compañía muy sensibles al incremento térmico y algún descuido vuelven a poner al Golpe de calor en primera plana. Este accidente provocará una serie de fenómenos patológicos en nuestras mascotas, de elevada gravedad, que podrían conllevar incluso a la muerte, en los casos más graves. El primer eslabón de la cadena lo constituye la exposición solar. Si es por descuido, habremos dejado a nuestro animal de compañía en nuestro vehículo.
Los vehículos se convierten en auténticos hornos cuando la temperatura exterior es elevada. Ventanas cerradas, vehículo aparcado sin aire acondicionado funcionando, serán motivos frecuentes y desencadenantes de la crisis térmica en nuestros animales de compañía. Nuestro perro o gato necesitan sombra y agua.
En la naturaleza soportan los incrementos térmicos, protegidos en oquedades, matorrales y bosques donde la sombra les puede proteger. En los vehículos y habitaciones cerradas y calurosas, esto no sucede. En los perros y en los gatos, los mecanismos de termorregulación pueden no ser tan eficaces como en el ser humano. Jadeando, sudan mínimamente en almohadillas plantares, vasodilatan en los pabellones auriculares y salivan copiosamente, además de respirar mucho más rápido. Así todo, estos mecanismos llegarán a fracasar en un gran número de ocasiones. «Por ello, el golpe de calor se ha convertido en urgencia no deseable y ciertamente frecuente en los Centros Veterinarios en estas épocas», nos comenta Javier Álvarez de la Villa del Centro Veterinario Víctor de la Serna.
El factor racial
El llamado factor racial está ciertamente implicado. Animales braquicefalicos , es decir, aquellos con narices chatas, están más predispuestos. Razas bonitas con caracteres maravillosos, pero han de pagar este peaje. Son extremadamente delicados ante el calor. Sus narinas (orificios nasales) más angostas, la tráquea más delgada y no extensible como en otras razas, la faringe estrecha, el paladar blando que interfiere en la laringe, constituyen hechos morfológicos negativos para el intercambio de aire, de calor y determinan una inadecuada termorregulación en estas razas. En ellas, tendremos que extremar precauciones.
Edad y obesidad
Otro condicionante lo encontramos en la edad. Los animales entrados en años, soportan muy mal la temperatura. Rechazan el paseo cotidiano y jadean día y noche. No duermen a las horas convenidas, llegando a trastocar el ritmo circadiano. El porcentaje de mortalidad aumenta en este rango de edad de manera sensible en los meses de verano. Nuevamente, habremos de extremar precauciones en estos animales. Otro factor importante es la obesidad. Animales con sobrepeso, termorregulan peor. Desde el punto de vista cardio respiratorio, la obesidad significa una debilidad.
Deben mover un lastre de tejido graso; kilogramos de más que podrán llegar a ser determinantes en estos accidentes térmicos. Por ello, la obesidad hay que prevenirla. Los animales obesos pueden estar además, predispuestos a patologías articulares, cardiovasculares y metabólicas ( diabetes, hipotiroidismo, etcétera). La temperatura basal de perros y gatos es, de por sí, mas elevada que en el ser humano. Se mueve alrededor de los 38,8 ° C, y puede oscilar desde los 38 ° C a los 39,4 ° C según individuos y condicionantes externos ( calor, estrés).Cuando la temperatura externa es elevada, el jadeo podría no ser suficiente y elevarse la temperatura por encima de los 39,4° C. Temperaturas de 40 °C hacia arriba podrían ser muy peligrosas si se mantienen en el tiempo. Se llegan a situaciones de shock, convulsiones y daños orgánicos irrecuperables en muchas ocasiones.
Tratamiento de urgencia
Ante estas situaciones extremas el veterinario Javier Álvarez de la Villa recomienda que la primera medida a tomar se dirige a disminuir paulatinamente con agua fría la temperatura corporal. El agua se aplicará poco a poco, y no repentinamente. Duchas parciales en diferentes partes corporales, además de frescas, podrían ser adecuadas. Además, se previenen, mediante infusión de fluidos frescos por vía intravenosa, los complejos daños vasculares y metabólicos que amenazan la salud en esos momentos. Pero el mejor de los tratamientos es la prevención.
No olvidemos a nuestros compañeros en vehículos y lugares expuestos. Evitemos los momentos del día con mayor insolación, evitemos ejercicios y juegos agotadores limitándonos a un paseo normal. Tengamos especial precaución en razas predispuestas, rangos de edad elevados y animales obesos. Llevemos siempre con nosotros provisiones de agua fresca y mantengamos en el hogar el mayor confort térmico posible. Así, podremos protegerles de este frecuente e indeseable accidente.
Ellos también pasan calor
El verano es una época dura para los conejos y otros pequeños roedores, puesto que no soportan bien el calor y sufren mucho con las altas temperaturas hasta el punto de que pueden morir por un «golpe de calor». Desde www.madrigueraweb.org recomiendan que llegadas estas fechas se vigile su comportamiento durante los meses de calor. Estos se vuelven más inactivos de lo habitual, eso es normal, como lo es que beba más agua y prefiera comer verduras y frutas antes que pienso.
Esa es la dieta recomendada para estas épocas de estío. A partir de los 20º es cuando pueden comenzar a haber problemas. No sumerja al animal en agua fría, lo más indicado es mojar sus orejas (es por donde sueltan el calor) y su cuerpo con agua fresca y llevarlo de inmediato como en los otros casos al veterinario. Para combatir el calor hay que procurar porque la jaula con el conejo no esté expuesta al sol directamente, debe de estar a la sombra o en el lugar más fresquito de la casa (eso si, sin corrientes de aire).
Hay que tener en cuenta que el sol va cambiando de posición a lo largo del día, así que hay que tener mucha atención y que siempre esté a la sombra. Si hay un ventilador en la zona procure porque no le llegue el aire de manera directa. ¿Un truco? Poner una toalla húmeda sobre la jaula, para que el aire traspase la toalla y proporcione aire fresco (esto en casos de calor extremo). Como el calor en los humanos hay que tener mucha precaución con los ejemplares mayores y los gorditos.
Canarios y hurones
Con las aves como canarios, periquitos y otras aves de jaula también hay que tomar muchas precauciones ya que son muy sensibles a las altas temperaturas. Hay que intentar que el lugar en el que esté la jaula esté a una temperatura no superior a los 20º y siempre a la sombra (que no le dé el sol de manera directa). Hay que tener mucho cuidado con los ventiladores y los aparatos de aire acondicionado: las corrientes son perjudiciales y hay que evitar que les llegue el aire de manera directa.
A causa del calor, los parásitos y bacterias son más frecuentes, por lo que hay peligro de infecciones para los animales. Se recomienda limpiar la jaula a diario, así como retirar los restos de fruta o verdura dos veces al día y cambiarles el agua por la mañana y a media tarde. Además ponerles una bañerita o recipiente de plástico con agua para que el animal se dé un pequeño «chapuzón» que le ayudará a refrescarse.
Por último, los hurones son unos animales muy delicados con respecto a las altas temperaturas. El frío lo soportan mejor; pero con el calor la cosa es bastante diferente. El «golpe de calor» en estos simpáticos animalillos (cuando superan los 27º existe el peligro de que entren en hipertermia) supone la pérdida de reservas de azúcar y sales del cuerpo.
Los hurones no pueden regular su temperatura mediante el sudor pues carecen de gládulas sudoríparas. Ellos sólo pueden regular su temperatura mediante jadeos, el sudor que eliminan por las almohadillas de sus patas o el lamido de su pelo. Los expertos recomiendan una serie para evitar «golpes de calor» tenerlos durante las horas de más sol en zonas de penumbra, vigilar que los bebederos siempre tengan a disposición agua fresca (no fría) y limpia, entre otros.
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