Las enfermedades hormonales también afectan a las mascotas
Las producen síntomas, algunos muy molestos, que incluso podrían acortar sus expectativas de vida
Es tal el vínculo humano-animal, les debemos tanto a estos pequeños pero gigantes compañeros, que la medicina veterinaria se ha impulsado a niveles similares si cabe a la humana, ofreciendo diagnósticos y tratamientos , como se merecen, al más alto de los niveles. Comenzamos con la Diabetes Mellitus. A todos les suena, estamos seguros.
«En los humanos es frecuente y por desgracia, parece, que cada vez más, ligada a nuestro sedentarismo y malos hábitos alimentarios. En nuestras mascotas observamos esta patología, en nuestros centros y clínicas Veterinarias con significativa frecuencia», comenta Javier Álvarez de la Villa, veterinario del madrileño Centro Veterinario Víctor de la Serna.
En ambas especies, perros y gatos, son similares. Beben mucho, comen mucho y miccionan abundantemente. Estos síntomas pueden llegar a ser muy llamativos y enormemente molestos para ellos y sus propietarios. Por ejemplo, fíjense, un perro de 10 kg que normalmente tendría una ingestión hídrica de unos 3/4 de litro en 24 h, podría llegar al litro o aún a los dos litros de consumo de agua en esas horas. Sus propietarios se angustian; su querida mascota es más que dependiente del «cubo de agua», además podría no aguantar sus enormes ganas de miccionar y alterarse todas las férreas normas de educación de esfínteres que terminarían en «hacerse pis» en el domicilio. «Beben mucho, comen mucho y orinan mucho. Polidipsia, Polifagia y Poliuria. Por eso, la diabetes mellitus se ha ganado el desgraciado honor de ser llamada “la enfermedad de las tres Ps"», confirma el doctor Álvarez de la Villa.
Y los gatos también
En los gatos los síntomas son similares y ellos también pondrían dejar su «amada bandeja de arena» dando lugar a trastornos eliminatorios para el desespero de sus propietarios. En ambas especies aparece una elevación del nivel de glucosa en sangre, porque la insulina no funciona (caso frecuente en los gatos) o no existe, es decir, no se produce (este último hecho es mas típico de los perros). Es curioso y reseñable que, en este sentido, los gatos se nos parecen más. El sedentarismo les afecta más a ellos que a los perros, altera como en muchos de nosotros su condición corporal, concluyendo en gatos obesos. «La obesidad es peligrosa. El gato, gordito, secreta insulina pero los receptores periféricos, al estar “engrasados" no son útiles. Como resultado, la glucosa no penetra en la células, no se “quema" como combustible que es, y su nivel aumentará sin tregua. Este patrón de diabetes típico de nuestros mininos, se denomina Diabetes mellitus de tipo ll», comenta nuestro veterinario de cabecera.
Mecanismo diferente en cada especie
En los perros, la patogenia deriva de la no producción de insulina por parte del páncreas endocrino , y en concreto, de sus islotes de Langerhans. En ellos, la diabetes mellitus se encuadra en el tipo l. Como vemos, los mecanismos de enfermedad son diferentes en ambas especies pero los resultados son similares. Derivan de un exceso de glucosa, pues esta no se utiliza. Como consecuencia perros y gatos muestran voracidad extrema con frecuencia. Pero además, sus órganos podrían deteriorarse de manera alarmante . Es bien conocido el efecto tóxico de la hiperglucemia sobre el ojo: cataratas y retinopatías diabéticas podrían conllevar a la ceguera de nuestras mascotas. Otros órganos y sistemas de afectan gravemente, hepatopatías, nefropatías,polineuropatías, terminan por debilitar a nuestras mascotas y amenazar la propia vida de las mismas. Como vértice de la pirámide sintomática les situamos la cetoacidosis diabética. Es curioso aquí como el organismo animal, en un último esfuerzo en obtener energía, quema grasas y como resultado del metabolismo lipídico, aparecer estos tóxicos metabólicos de deshecho que intoxican gravemente, llegando a situaciones críticas ( los cuerpos cetónicos ).
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
«El diagnóstico de la Diabetes se realiza con frecuencia en los Centros Veterinarios. Un análisis de sangre y orina será suficiente. Pero es necesario conocer el grado de progresión de la enfermedad. Un esmerado reconocimiento de la mascota se hace imprescindible», comenta uno de los doctores del Centro Veterinario Víctor de la Serna. El veterinario reconoce los daños internos, el tipo de diabetes e incluso se indaga en el estilo de vida del aquejado paciente. Es necesario conocer detalles, por nimios que parezcan, para poder ofrecer una terapia de acuerdo a las lógicas expectativas de sus alarmados propietarios. El fin último de un preciso diagnóstico será una adecuado tratamiento. Fíjense que en la mayoría de los casos será necesario implementar terapia con insulina. Insulina que habrá que administrar mediante inyección subcutánea.
¿Cómo administrar la insulina?
A los dueños de las mascotas se les hace un mundo muy cuesta arriba, pero sólo al principio, pues «un adecuado aleccionamiento y entrenamiento será suficiente para disipar sus lógicas inseguridades y reticencias. Administrar la insulina mediante inyección no es un obstáculo, ni mucho menos insalvable. Pero como la medicina es un arte, el tratamiento no se ha de basar en un solo punto. Serán necesarios, por ejemplo, cambios en la dieta y, aún más, en el estilo de vida para curar mejor a nuestros perros y gatos aquejados de esta patología. Ejercicio moderado, paseos para perros, juegos para gatos, alimentos proteicos o con hidratos de carbono complejos intentarán reducir al máximo los «picos de glucosa».
Todo el mecanismo terapéutico en armonía podría producir excelentes resultados y períodos de vida no acortados y felizmente dignos. Les hemos presentado tan sólo un esbozo del complejo mundo de la Diabetes. Vemos como una hormona, la insulina, es responsable de todo un equilibrio metabólico, funcional y de salud. Una sustancia química,insulina, que procura la homeostasis de otra, la glucosa. Unos niveles de esta última, que son necesarios mantener a raya. El mundo hormonal es un mundo de señales biológicas imprescindibles para la vida y dentro de este universo, otros protagonistas como la tiroxina, el cortisol, los estrógenos, andrógenos, la hormona del crecimiento (STH), serán protagonistas al mismo nivel de la insulina en nuestros pequeños pequeños animales y en nosotros mismos.
El hipertiroidismo felino, el hiperadrenocorticismo o síndrome de Cushing, el síndrome de Addison o hipoadrenocorticismo, el enanismo hipofisario, las alopecias o calvicies hormonales, están a la orden del día ennuestros Centros Veterinarios. El florido mundo sintomático es apasionante. Cómo los síntomas alertan a sus propietarios como señales de aviso. La compleja pero eficaz tecnología al servicio de nuestras mascotas con el último fin del tratamiento, de su merecida calidad de vida a través del diagnóstico más preciso inimaginable hace, tan solo, unos pocos lustros. Pero ellos se lo merecen, pues por algo son nuestros inseparables compañeros.
Noticias relacionadas