El Gobierno obligará a los dueños de perros a hacer un nuevo curso con su mascota para demostrar que son sociables
Este lunes el ministerio dirigido por Ione Belarra aprueba la ley de bienestar animal. Esta formación se añade a la que ya se exige para los nuevos titulares de perros.
Los costes de la norma deberán ser asumidos por las comunidades autónomas
El maltrato animal conllevará penas de hasta dos años de cárcel
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El Ministerio Derechos Sociales y Agenda 2030 aprobará este lunes en Consejo de Ministros su ley de bienestar animal. La norma llega a Moncloa en segunda vuelta con algunas novedades respecto a la primera versión, conocida el pasado mes de febrero.
Si entonces ... se pedía que las personas que opten a ser titulares de perros la obligación de «acreditar la realización un curso de formación para la tenencia de perros que tendrá una validez indefinida» ahora se añade otro curso más. ¿Cuál? Uno que deberá hacer el dueño junto con el perro «para desenvolverse en el ámbito social». Así lo señala el texto al que ha accedido ABC.
Pero estos dos cursos no bastan. La tenencia de perros tiene dedicado un artículo entero en la norma y en él también se contempla que los dueños de los canes deberán «contratar y mantener en vigor un seguro de responsabilidad civil por daños a terceros». Este deberá incluir en su cobertura «a las personas responsables del animal, por un importe de cuantía suficiente para sufragar los posibles gastos derivados, que se establecerá reglamentariamente».
Los perros que desarrollan actividad cinegética y sus titulares quedan exceptuados de estas obligaciones.
«Animales vertebrados»
Por otra parte, se mantienen los cambios introducidos en el Código Penal que introduce la expresión «animal vertebrado» para ampliar la lista de animales protegidos. «De este modo, no únicamente los animales domésticos, domesticados, o que convivan con el hombre verán su integridad física y emocional salvaguardada por la norma penal, sino que a ellos se añaden los animales en libertad y silvestres», apunta el anteproyecto de ley que modifica el Código Penal en material de maltrato animal, y al que también ha accedido ABC.
Cuando se cause la muerte intencionada por maltrato a un animal vertebrado, se impondrá la pena de prisión de hasta dos años o multa de 18 a 24 meses. En caso de que se cause una lesión, incluyendo los actos de carácter sexual, que requieran tratamiento veterinario el castigo será de una pena de prisión de tres a dieciocho meses. En ambos casos se impondrá también la pena de inhabilitación de uno a cinco años «para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales».
Además, a estos delitos se incorporan agravantes «en virtud de diferentes utilizaciones de los animales en los contextos de otras violencias, como por ejemplo la violencia de género o intrafamiliar». Por todo ello, en esta reforma, se propone que, además de suponer una agravante del delito si la violencia es ejercida sobre los animales, «se articulen herramientas judiciales que permitan cambiar la titularidad de manera previa a la resolución judicial». Otro agravante será ejecutar el hecho en un evento público o difundirlo a través de redes sociales.
El abandono no será castigado con prisión
Lo que no será castigado con pena de prisión es el abandono animal. Así, quien lo haga en condiciones en que pueda peligrar la vida o integridad del animal «será castigado con una pena de multa de 1 a 6 meses o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días».
Por otro lado, se deja claro que la norma excluye «expresamente» a los animales utilizados en espectáculos taurinos, los de producción, experimentación e investigación y los animales silvestres que no vivan en cautividad.
Además de introducirse cambios en el Código Penal para prevenir el maltrato animal, la ley define un catálogo de obligaciones a las que deben someterse quienes tengan animales de compañía y silvestres en cautividad; implementa la política de «sacrificio cero» con excepciones como criterios veterinarios, de seguridad o salud pública; establece la gestión ética de las colonias felinas y homogeneiza la cría y venta de animales de compañía, entre otras medidas.
Por otro lado, en la memoria de la ley, el Ministerio de Hacienda le reprocha a Belarra que esta no incluye los presupuestos de 2023 y una explicación sobre el «no incremento del gasto». A esto, Belarra responde que se elimina la referencia a la necesidad de incluir los gastos en 2023 porque «las necesidades de personal que pudieran surgir se atenderán en todo caso con los medios personales ya existentes en el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030». Dicho de otro modo, la ley se saca sin presupuesto para financiarla.
Sin embargo, en el mismo documento, se contradicen y señalan que sí es necesario dinero. Eso sí, parece que cargarán con él las comunidades. «Desde la perspectiva presupuestaria de las comunidades autónomas y las entidades locales, el anteproyecto también va a tener incidencia puesto que impone obligaciones para aquellas en lo referente a la gestión de colonias felinas y en la aplicación de sacrificio cero en centros municipales, así como la obligación de contar con de centros de protección animal en aquellos municipios de más de 5.000 habitantes».
Las claves de la nueva ley de bienestar animal
La norma establece una serie de prohibiciones para los animales de compañía que incluyen, por ejemplo, dejarlos sin supervisión «durante más de tres días consecutivos» y que, en el caso de la especie canina, el plazo «no podrá ser superior a veinticuatro horas consecutivas».
También se prohíbe la comercialización de perros, gatos y hurones en las tiendas de animales, así como su exhibición y exposición al público con fines comerciales. Solo podrán venderse desde criadores registrados.
Las tiendas de animales sólo comercializarán animales criados en cautividad por criadores registrados.
Por otra parte, hay un apartado dedicado a las colonias felinas. En este sentido, la ley busca «que la sociedad tome conciencia del problema de superpoblación de gatos en libertad, proponiendo un sistema de gestión poblacional sin muerte que reduzca progresivamente su número».
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