Contar con estudios superiores reduce el riesgo de sufrir problemas de salud
Las diferencias económicas y de educación y ocupación de los progenitores dificultan el acceso igualitario a la formación superior en España
Aunque la formación es un factor determinante para conseguir un empleo de mayor calidad y tener un amplio abanico de competencias -tanto a nivel laboral como personal-, la situación socioeconómica de las familias en España impide el acceso igualitario a la enseñanza superior. Así lo constata el informe 'De los estudios a las competencias: Condicionantes y resultados del capital humano en España' elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas.
Más allá de las ventajas a nivel laboral, contar con una formación superior también incide en otros aspectos como la salud, la satisfacción de la vida o los comportamientos cívicos según el estudio. Pero factores como la situación económica familiar de partida, así como el nivel de estudios de los progenitores y su ocupación dificultan el acceso a la misma.
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Un caso acentuado en España, donde se cuenta con un entorno más desfavorable a la educación que en otros países de la Unión Europea», debido, entre otros factores, a laos recursos económicos destinados a la enseñanza de menores. El gasto español del 4,1% del PIB en este aspecto solo lo sitúa por delante de Croacia, Hungría, Lituania, Luxemburgo, Grecia y Rumanía dentro de la UE.
Factores que dificultan el acceso a la formación superior
En primer lugar, el estudio destaca la situación económica durante la adolescencia de los estudiantes, ya que gozar de una buena situación aumenta las probabilidades alcanzar la Formación Profesional Superior o estudios universitarios en 20 puntos porcentuales. La formación de los padres también afecta, ya que contar con una madre con un nivel alto de estudios aumenta el porcentaje de alcanzar el mismo nivel educativo en otros 20 puntos porcentuales (16 en el caso de tener un padre con formación superior).
El lugar de nacimiento también supone una barrera más, ya que según aumenta el tamaño del municipio en el que se nace, mayores son las probabilidades de alcanzar unos estudios superiores. Concretamente, la diferencia entre vivir en un núcleo de más de 100.000 habitantes aumenta en un 8,9 puntos las posibilidades respecto a municipios menores a dicha cantidad de población.
Las ventajas para aquellos que cuenten con estudios universitarios se reflejan en un mayor acceso a un contrato indefinido, mejores salarios -un 71% más elevados que en los trabajadores con las mismas características socioeconómicas pero formación primaria-, y empleos de mayor cualificación en lo que a vida laboral se refiere.
Salud y bienestar personal
La formación superior también incide en otros aspectos como la salud o el bienestar de las personas según el estudio: «solo el 12,8% de ocupados con formación superior sufre problemas de salud crónicos, cuatro puntos menos que los trabajadores con estudios primarios», afirma el estudio.
Asimismo, la realización de actividad física semanal frente a una vida sedentaria o alimentarse de forma saludable y variada también son incentivados por los estudios superiores. En aspectos tan concretos como el hábito de fumar, ya que la probabilidad de empezar a consumir tabaco es 9,3 puntos inferior a la de aquellos cuyos estudios se limita a la educación primaria.
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Por último, cerca del 70% de las personas que combinan estar ocupados con estudios superiores expresan una alta satisfacción con sus vidas, frente al 45,6% de los ocupados con educación primaria. Además, «la persona con estudios también se ha mostrado más resiliente, en términos de bienestar emocional, durante la pandemia», constata el estudio.
