¿Y si el problema es que no vemos bien las señales de tráfico?
Los expertos recomiendan a España un sistema de indicaciones más grande y reconocible por los conductores, cada vez más envejecidos
Luis Puerto, director técnico de la Fundación RACC (Real Automóvil Club de Cataluña), se atrevió a decir ayer lo que muchos no quieren porque es impopular: «En un país cada vez más envejecido [ hay 3,5 millones de conductores con más de 65 años ], se necesitan plafones más grandes, homogénea, con una señalización menos deficiente, que no esté invisible o tapada por la vegetación». Ese sería uno de los remedios, según Puerto, para rebajar la siniestralidad al volante, que aún así, adelantó, en 2018 mejorará algo respecto a los tres últimos (y malos) años.
Países como Suecia, Holanda y Gran Bretaña, referentes mundiales en la seguridad vial, renovaron «su flota» de señales hace unos años y a partir de ahí se han consolidado como los campeones en el combate contra la accidentalidad de sus carreteras. A España, en cambio, que llegó a ocupar la quinta posición europea, ahora le han adelantado Suiza, Noruega y Alemania y ha caído hasta la séptima posición.
Según el XVI informe EuroRAP, que analiza anualmente desde 2003 miles de kilómetros de todos los países de Europa (y en el que participa el RACC y el Real Automóvil Club de España, el RACE), más de 3.000 kilómetros de los 24.800 evaluados en España están tocados por el color rojo y negro, lo que supone que el 12,2% de las carreteras del tejido vial nacional presentan peligrosidad «elevada» o «muy elevada». El dato mejora respecto al 14,4% del año pasado, mientras que en las vías convencionales repunta hasta el 22%.
Esta situación se traduce en una alta concentración de accidentes en tramos como el de la N-642, entre Ribadeo y Lugo, acostumbrado ya a los siniestros mortales. Esta es la carretera más peligrosa del Estado, con un índice medio de accidentes mortales por año de 1,3. Galicia cuenta con tres de los diez tramos más peligrosos de la red de carreteras del Estado (RCE), mientras que Cataluña y Castilla y León tienen dos tramos cada una.
Preocupan cuatro provincias: Huesca, que un año más repite como la que aglutina más kilómetros con excesivo riesgo; seguida de Teruel, León y Lérida.
En el capítulo de posibles mejoras, Puerto fue claro, al presentar los datos de EuroRAP ayer en Madrid. Se tiene que invertir más en el estado de las carreteras, dijo dirigiéndose al Ministerio de Fomento, y en hacer «más visible» la señalización, subrayó el director de la Fundación RACC, sin especificar el porcentaje de indicaciones que son deficientes.
En un informe que verá la luz en los próximos días, elaborado por las firmas BPEspaña, Castrol y RACE (el Real Automóvil Club de España) se abunda en esa cuestión: el 73% de los conductores entrevistados confiesan haber tomado decisiones incorrectas o haberse visto en un brete en la carretera por culpa de la mala señalización. Según los encuestados, las señales confusas estarían detrás del 48% de las distracciones que comportaron un riesgo al volante.
Los 2.000 conductores sondeados puntúan con un 5,7 y un 5,8 el estado de las vías acorde a las señales como herramienta para informarse de las normas y como advertencia de otros peligros en la vía. Fluctúa mucho esa valoración en las señales de autopistas y autovías, que alcanza un notable (7,6).
Embrollo de indicaciones
En este estudio, curiosamente, son las personas de edad más elevada las que consideran más correcto el estado de la señalización en las diferentes vías, salvo en unas: las urbanas, donde, a su juicio, las indicaciones son confusas o complejas para ellos. Para dos de cada diez entrevistados, el estado de la señalización en la ciudad no ha evolucionado en absoluto y se pierden en la maraña de señales circunstanciales, de balizamiento, semáforos, señales verticales, mensajería viable y señales horizontales.
En lo que sí hay consenso entre los conductores es en subrayar que la señalización no se sitúa con la «antelación suficiente» (para un 51%); el 35% de los españoles apuntan que no es lo suficientemente grande para ser vista correctamente ; y un 28% piensa que están situadas en lugares de escasa visibilidad o semiocultas.
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