¿Y si los cerdos volaran? En EE.UU. lo hacen con sus dueños
Los animales de «apoyo emocional» son habituales en los aviones en Estados Unidos. Al principio, eran solo perros. Ahora también gatos, cerdos, caballos o monos
Ayer, un vuelo salió con retraso del aeropuerto de Gatwick en Londres. La noticia casi sería lo contrario, pero en este caso el motivo era la presencia de dos bulldog francés tocados con tutús . Iban en el equipaje de mano de sus dueños y según un portavoz de la aerolínea –Norwegian Air–, los canes daban señales de «sufrimiento». Es decir, una escandalera de ladridos y gruñidos, muy lejos de lo que se puede esperar de alguien con ropa de «ballet». Los perros y el resto del sufrido pasaje tenían nueve horas de infierno por delante: el destino era Austin (Texas), EE.UU., un país donde ya es moneda corriente encontrar ese tipo de pasajeros en los aviones: los denominados «animales de apoyo emocional» (ESA, en sus siglas en inglés). La compañía decidió dejar a los perros y a sus dueños en tierra.
Las autoridades estadounidenses permiten de forma general la entrada en la cabina de animales de apoyo. Cualquier viaje interno o con destino desde o hacia el país tiene la obligación de admitirlos, con la justificación de que sus dueños los necesitan por cuestiones psicológicas o emocionales. La amplitud de la normativa va a conseguir que los aviones se conviertan en auténticas arcas de Noé volantes. Primero, porque para llevar un ESA apenas es necesario el certificado de un médico (y los facultativos los firman con generosidad). Y porque no se circunscribe a perros. Un ESA no necesita estar amaestrado –como es el caso de los animales de servicio que asisten a personas con discapacidades–, y puede ser casi cualquier animal domesticado.
Un ejemplo de ello es Hamlet , un cerdo vietnamita que tiene su propia cuenta de Instagram, y cuya dueña, Meagan Peabody pasea por los aires en sus viajes por EE.UU. «Yo no diría que tengo miedo a volar», ha dicho Peabody a la cadena CNN. «Pero sí tengo preocupación y ansiedad con los vuelos. Y Hamlet es una distracción». También para sus compañeros de viaje –aunque quizá no positiva– que se pueden creer transportados a la montanera de la sierra de Huelva, en lugar de un avión.
Hamlet sorprende allí por donde va, al contrario que perros y gatos, convertidos en presencias habituales en las aeronaves. También se ven algunos caballos miniatura, que se han ganado el favor de los estadounidenses en los últimos años. Pero ha habido pasajeros que han descubierto que en la butaca de al lado viajaba un mono, un pato o un pavo. Todos como sustento emocional de sus dueños. Hay animales que no pueden ser ESA –reptiles, tarántulas, pájaros fuera de sus jaulas – pero en algunos casos su categoría no está clara y la aerolínea debe decidir. Hace unos años, United Airlines impidió la entrada de un pavo real en un vuelo a Los Ángeles, a pesar de la insistencia del dueño de que le aportaba apoyo emocional.
Cada vez más pasajeros no rezan porque no les toque un bebé al lado, sino para que no les ataque un animal de compañía. Los incidentes sobre los ESA en aviones incluyen casos como « pasajero mordido mientras dormía », «perro que ladraba con ferocidad» o «pasajero tuvo que controlar al perro con fuerza».
Peabody está entre quienes apoyan que las aerolíneas fleten vuelos exclusivos para pasajeros con animales. Por fin, el arca de Noé.
La amplitud de la norma sobre los llamados ESA convierte los aviones en arcas de Noé .