Vuelta al cole
Wuhan sigue su vuelta a la normalidad con el inicio del curso
Como en el resto de China, empieza el curso escolar en el epicentro de la pandemia, con medidas más relajadas porque lleva desde el 18 de mayo sin registrar casos de coronavirus
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Mientras el coronavirus sigue causando estragos por todo el mundo, la normalidad es ya casi absoluta en Wuhan, la ciudad china donde estalló la pandemia en enero. Como un símbolo más de la vuelta a la vida cotidiana, ayer martes 1 de septiembre se retomaron las clases en todos sus colegios y guarderías tras las vacaciones de verano, alargadas desde el Año Nuevo Lunar por la epidemia primero y luego por el confinamiento desde el 23 de enero hasta el 8 abril.
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Aunque los alumnos de los cursos superiores en los institutos se reincorporaron en mayo, especialmente los que tenían que hacer la Selectividad, los más pequeños no lo han hecho hasta ahora. A tenor de la Prensa oficial, en Wuhan tenían que regresar a las aulas casi un millón y medio de estudiantes en cerca de 2.500 centros educativos. Además, el pasado viernes empezaron también las clases presenciales los universitarios, que venían siguiéndolas por internet para evitar contagios. Procedentes de todo el país, han regresado a Wuhan durante las dos últimas semanas, la mayoría con la prueba hecha del coronavirus para demostrar que están sanos. En Pekín, sus 600.000 universitarios también tienen que someterse al test del ácido nucleico antes de empezar el curso la próxima semana.
Pero en China, que oficialmente lleva ya dos semanas sin informar de casos locales de coronavirus, esta «vuelta al cole» está resultando algo más relajada que la de abril y mayo, cuando las zonas con menor incidencia reabrieron las escuelas bajo fuertes medidas de seguridad. Aunque las mascarillas ya no son obligatorias y se ve a mucha gente sin ellas por la calle, la mayoría de alumnos sigue llevándolas en las clases. Además, y para prevenir riegos, los estudiantes y sus familias han tenido prohibido salir de sus ciudades y asistir a actos multitudinarios durante las dos últimas semanas.
Como pudo comprobar este corresponsal durante un reciente viaje a Wuhan, la normalidad es asombrosa después de haber sido el lugar más castigado por la epidemia, con 50.000 de los 85.000 contagiados y 3.869 de los 4.634 fallecidos que recogen las cifras oficiales chinas. Sin ningún caso local detectado desde el 18 de mayo, y con las pruebas masivas a nueve de sus once millones de habitantes, esta megalópolis a orillas del Yangtsé ha recobrado su confianza. Como una buena señal antes del inicio del curso, el domingo fue dado de alta en Wuhan el último enfermo de coronavirus que quedaba en sus hospitales, que había vuelto contagiado del extranjero.
«Toda la gente se ha hecho el test y se han comprobado todas las posibilidades de contagio. Wuhan es un sitio relativamente seguro», explicaba a ABC Zhang Zhicheng, un ferroviario de 23 años, en la popular calle comercial Han. Natural de Xianyang, en la misma provincia de Hubei, también estuvo confinado durante más de dos meses y familiares de amigos suyos murieron por la enfermedad Covid-19. A pesar de tan traumática experiencia, no tiene miedo a una segunda ola porque cree que «la vacuna llegará pronto» y afronta «la vida con una sonrisa», que en mandarín es algo así como nuestro «al mal tiempo, buena cara».