José Francisco Serrano Oceja

El voto episcopal I

La renovación en la presidencia de la Conferencia Episcopal es más que probable

José Francisco Serrano Oceja

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Faltan menos de diez días para que comience la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española en la que se procederá a la elección de Presidente, Comité Ejecutivo y Comisión Permanente. En este singular colegio, el ejercicio de la libertad de voto, en conciencia ante Dios y ante la historia, suele depararnos más de una sorpresa. ¿Qué ocurrirá en esta ocasión? Dediquemos esta primera columna a los principios y la próxima a los nombres.

En este proceso electivo no existen candidaturas, ni campañas públicas. Sí climas de opinión, mayor o menor exposición mediática en las vísperas electorales, conversaciones a múltiples bandas y una votación de sondeo con una suma de acuerdos tácitos. ¿Pudiera recibirse una indicación de Roma en favor de algún nombre durante estos días? No es práctica frecuente, aunque en el mundo eclesial lo imposible es real, que dicen en el Vaticano.

La renovación en la presidencia es más que probable. Hay obispos que están en desacuerdo con la dirección efectiva de este período, con el excesivo silencio ante cuestiones que afectan decisivamente a la sociedad española. El riesgo de una espiral de irrelevancia para una institución que es referencia moral es grande. Y, como consecuencia, el desamparo que algunos obispos han sentido ante polémicas que trascendían lo local. Otros insisten en que el perfil bajo se debe al cumplimiento de las instrucciones de Roma destinadas a pasar página de etapas anteriores, caracterizadas por la excesiva exposición pública sobre cuestiones políticas. ¿Llegará el término medio?

La división de los obispos no procede de la divergencia de criterios respecto a cuestiones doctrinales de fondo. El Pontificado del Papa Francisco está marcando una forma efectiva de presencia de Iglesia en la sociedad que ha obligado a todos los obispos a entrar en una nueva dinámica. No hay obispos del Papa Francisco y otros que no lo son. Utilizar este criterio sería tirar piedras contra el propio tejado. Hay obispos de una generación o de otra, con más carisma o con menos, con más trayectoria eclesial o con menos. Pero todos son obispos con el Papa Francisco. Y eso es lo importante.

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