El voto católico del PP
Que no haya un partido católico no quiere decir que no pueda haber un partido cristianamente orientado
El 68,7 por ciento de los españoles se declara católico. En la escala de ubicación ideológica, según el CIS, los que se confiesan de izquierdas son creyentes en un 33 por ciento . Los de derechas, un 90 por ciento.
Durante no poco tiempo se ha discutido, también dentro del PP, si existía un voto católico y qué significa hablar del voto católico al PP. Un voto, el de los católicos de centro derecha, para algunos cautivo. Uno de los problemas de nuestro sistema político es la inexistencia de formaciones transversales que hagan complicada la identificación entre voto católico y voto de derechas. El PP no es el partido de los católicos, pero no pocos votantes que se confiesan católicos lo hacen al PP, incluso como mal menor. Si no existe un partido confesional es porque los obispos, durante la Transición, no quisieron empeñar la libertad de la Iglesia. Eso hizo que, ante las elecciones, los obispos ofrecieran una serie de criterios prudenciales destinados a conformar la decisión del voto, suponiendo que el ser católico incide a la hora de introducir la papeleta. Que no haya un partido católico no quiere decir que no pueda haber un partido cristianamente orientado, que, sin lugar a dudas, no es el PP, aunque sectores de esa formación política puedan tener claro que el humanismo cristiano es una fuente ineludible de ideas y de programas.
La pregunta hoy es si el nuevo PP seguirá siendo un partido que satisfaga las necesidades políticas de un grupo considerable de votantes católicos porque integre la tradición humanista cristiana que ha estado presente en las familias históricas del centro derecha español. ¿Se le permitirá a esa corriente decir algo en temas como los antropológicos, educativos o los referidos a la libertad? O el pluralismo ideológico del PP, y el predominio de las corrientes pragmáticas, va a provocar el efecto secundario de la aparición de formaciones políticas que aglutinen a antiguos votantes del PP que se han sentido abandonados en los últimos años , algunos de esos más de tres millones y medio que el PP ha perdido desde el 2015.