Los volcanes regeneran los ecosistemas a pesar de la desolación que acompaña su erupción
El geólogo y edafólogo Rafael Espejo Serrano ha enfatizado son «agentes revitalizadores de los ecosistemas»
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Los volcanes son clave para el ecosistema de las Islas Canarias a pesar de las imágenes de destrucción que llegan desde la isla de La Palma, donde el volcán Cumbre Vieja sigue en erupción . En estos términos se ha pronunciado el geólogo, edafólogo y Catedrático de Edafología en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Rafael Espejo Serrano , en declaraciones a Europa Press Televisión.
«En los últimos años hemos tenido ocasión de comprobar cómo, en diferentes partes de la Tierra, diversos volcanes al entrar en erupción han generado verdaderas catástrofes», ha explicado el geólogo, «por eso se habla de volcanes como generadores de desastres». Sin embargo, Espejo ha enfatizado que, en el largo plazo, los volcanes son « agentes regeneradores y revitalizadores de los ecosistemas ».
El edafólogo ha señalado que esta erupción en la isla de La Palma se trata del «último episodio eruptivo de una larguísima serie que se inicia en el Mioceno, hace 21 millones de años». De hecho, en ese periodo surgieron las primeras islas del archipiélago, Fuerteventura y Lanzarote, siendo La Palma y El Hierro las más recientes con sólo dos y un millón de años respectivamente. «Estos episodios seguirán siendo muy comunes y es probable que en un futuro asistamos al nacimiento de una nueva isla », ha referido el científico.
El catedrático ha señalado que en la erupción de Cumbre Vieja, la lava que está expulsando el volcán es de carácter básico, por lo que se desliza sobre el suelo de la isla de forma fluida, a diferencia de otras erupciones en las que el magma es más ácido y por consiguiente la lava es viscosa, como ocurre en el Vesubio o en los volcanes de Indonesia. En estos casos la erupción es mucho más explosiva y peligrosa que en el volcán de Cumbre Vieja, que es de tipo estromboliano.
La lava de la colada, a medida que avanza, calcina todo lo que encuentra a su paso, incluido el suelo, de naturaleza basáltica. Según ha explicado el geólogo, este contacto entre la lava -que se encuentra a más de 1.000 grados centígrados de temperatura- y el suelo genera lo que se conoce localmente como 'almagre', una suerte de ladrillo natural que se genera al ser expuesto el suelo basáltico a las temperaturas altísimas de la lava.
Es un fenómeno natural recurrente en la isla de La Palma, donde se puede observar en las colinas de la isla los distintos estratos que varían del gris de la roca basáltica y el rojizo del almagre. «Esto nos está indicando que ha habido sucesivos procesos de formación de suelo y de destrucción de suelo», ha compartido el profesor.
«Este complejo volcánico de Cumbre Vieja en los últimos 600 años ha entrado -que se tenga noticia- siete veces en erupción», ha recalcado. Una vez la lava se enfríe, un proceso que se puede alargar durante un tiempo indeterminado, ya que el interior de la colada puede mantener las altas temperaturas, la roca basáltica resultante hará de roca madre de un nuevo suelo «de características muy parecidas al suelo que se acaba de destruir».
« Esta lava está constituida básicamente por silicatos , abundan los feldespatos, las micas, los pirosenos, etc.», ha reseñado Espejo, señalando que estos materiales son muy inestables en las condiciones atmosféricas a las que han sido repentinamente expuestos, es decir, al clima de La Palma, ya que «su ambiente de formación es en el magma, a presiones de miles de atmósferas y a temperaturas de más de mil grados».
Este contraste fuerza a los minerales a sufrir alteraciones para adaptarse a las condiciones de la superficie y a través de un proceso conocido como hidrólisis, dan lugar a minerales de nueva formación, «que van a ser los principales componentes del suelo». «Ese proceso va avanzando desde la superficie hacia abajo y, a medida que va profundizando se va generando cada vez más suelo y se va facilitando la vida vegetal », ha remarcado el geólogo.
El catedrático ha destacado que el proceso de formación de suelo más rápido es el de la roca volcánica, especialmente facilitado por las condiciones de la isla de La Palma. El científico se ha apresurado a señalar sin embargo, que se trata de un proceso «rápido en términos geológicos ya que se requieren miles de años para que se genere un suelo de análogas características al suelo que se ha destruido».
« Hablar ahora mismo de la utilización agrícola de estos suelos es inviable, estos suelos no se pueden utilizar », ha reconocido el edafólogo, haciendo excepción de una práctica propia de La Palma para crear suelo artificial y que presenció en 1973 durante la elaboración de una investigación, poco después de la erupción del volcán Teneguía. «El agricultor lo que hacía en estas coladas de lava de relieve irregular, era ir a zonas altas de la isla donde hay suelos más viejos, profundos, con mucha materia orgánica, y rellenaban esas lenguas de basalto, e incluso hacían bancales para propiciar el cultivo del plátano» ha referido.
Sin embargo, el geólogo ha descartado que esta práctica pueda ser llevada a cabo en la actualidad ya que traería consecuencias negativas para el ecosistema de La Palma. «Lo más probables es que estas lenguas de lava sean consideradas como una especie de reserva ecológica , como es en la actualidad la lengua del Teneguía», ha valorado Espejo Serrano.
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