El volcán de La Palma 'engulle' a su paso a otro volcán
El centro Caños de Fuego está siendo sepultados lentamente por la ceniza del volcán de Cumbre Vieja. Allí se organizaban visitas guiadas por los tubos volcánicos del San Juan, que entró en erupción en el año 1949

El Centro de Interpretación de las Cavidades Volcánicas, Caños de Fuego, se ubica en el barrio palmero de Las Manchas y, como casi todo allí, está sepultado por la ceniza. O casi. La Unidad Militar de Emergencias (UME) o el personal del servicio de Medio ... de Ambiente y Emergencias del Cabildo de La Palma sube cada cierto tiempo a la pequeña azotea de este lugar, que tiene bastantes más metros de profundidad que de anchura, para quitar la ceniza del techo y evitar que se venga abajo . Este lugar nació al descubrirse un conjunto de tubos volcánicos creados por la acción de la lava solidificada del volcán San Juan, que entró en erupción en La Palma en 1949 .
Hoy, el volcán de Cumbre Vieja ha devorado a uno de sus antecesores, al San Juan, haciendo prácticamente trizas este lugar. «Me produce tristeza pero si el actual patrón eruptivo sigue así, es decir, amenaza la ceniza pero no la lava, tenemos esperanza en el futuro», relata Roberto Gisbert , coordinador de la red de centro de interés turístico de la Palma y trabajador del centro desde hace dos años. La idea es aprovechar los nuevos tubos volcánicos y reciclar el lugar con la información que deje la nueva erupción. «Habrá que actualizarlo, porque el contexto evolutivo y eruptivo ha cambiado, también hay que cambiar la temática y aprovechar el aporte científico», sentencia Gisbert.
Pero la estampa actual de este lugar es tan desoladora como cualquiera de las casas abandonadas de la zona. A unos kilómetros están los hogares sepultados de San Nicolás, la Pompeya de La Palma; algo más cerca hay casas tragadas por la lava y todo alrededor de esta especie de parque temático del San Juan es la nada misma. Ceniza y más ceniza, el volcán rugiendo detrás y algún vehículo de la Guardia Civil o de la UME vigilando la zona de exclusión.
Pero lo que más sobrecoge es el interior. Como en la película Parque Jurásico antes de que el T-Rex irrumpa al ambicioso centro de visitantes a destrozarlo todo, en este lugar también cuelgan aún los souvenirs. Camisetas azules, blancas, amarillas y grises descansan en percheros junto a una estantería típica de kiosco con postales de la ‘isla bonita’ que nadie va a comprar; guías turísticas en francés y alemán que no llevan a ninguna parte; un cartel advierte de las medidas de seguridad por un virus que parece que allí no existe ... El lugar está detenido, las puertas están inaccesibles por la ceniza y los turistas no llegan. El centro tiene algo de lúgubre porque apenas entra luz, lo que obliga a andar con cuidado para evitar que los escombros, producidos por los temblores, provoquen algún tropiezo. Una inmensa vitrina, que absorbe algo de sol, deja ver una ‘reliquia volcánica’ que ahora está cubierta por la nueva 'reliquia': la ceniza de Cumbre Vieja, en venta por algún avispado en eBay.

Pese a todo, el centro aloja equipos como sismógrafos, cámaras térmicas, inclinómetros y hasta una webcam que permiten vigilar al nuevo volcán. «El día de la erupción, Caños del Fuego pasó de ser un centro turístico a uno de investigación: empezaron a llegar vulcanólogos, geólogos...y nuestra función a partir de ese momento iba a ser colaborar con ellos para dar funcionalidad y operatividad al edificio», relata Gisbert.
Sin embargo, la cercanía de Caños del Fuego al nuevo volcán y la apertura de bocas obligaron a evacuar. «Ahora solo funcionan las máquinas, no hay expertos trabajando físicamente», aclara Gisbert. Mientras el chirrío de las palas de los militares empujando la ceniza en el techo compiten con el rugido del volcán, abajo todo es silencio. El centro, explican en su página web, tenía una zona principal expositiva con referencias visuales a las formas geológicas de las lavas y tubos volcánicos, una sala de audiovisuales, una tienda de souvenirs, un mirador panorámico en la parte superior del centro y una cafetería .

Pero lo que más llama la atención es la visita, prácticamente anegada al tubo volcánico llamado la Cueva del Vidrio. Este tubo es una especie de gran agujero en la tierra al que se accede bajando por unas escaleras de acero y que vienen a mostrar para de las ‘huellas’ o las ‘tripas’ del volcán San Juan . Este tubo también está medio sepultado por el Cumbre Vieja, ya que está al aire libre y hasta ahí también llega la ceniza. El cartel explicativo de esta cueva recuerda que “durante el proceso de formación de la Cueva del Vidrio, esta boca se comportó como un rebosadero de lavas, debido a las obstrucciones que el flujo de la colada encontró en el tramo subterráneo del tubo que se estaba formando entre esta ubicación y lo que hoy conocemos como Cuevas de las Palomas...»
Unos metros más allá del centro, una serie de pasarelas dan paso al mirador de cristal flotante y al acceso al otro tubo volcánico , la ya mencionada Cueva de Las Palomas, que forma parte de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos. Es una galería de tres metros de ancho y unos 500 metros de profundidad, donde viven multitud de animales (en su mayoría insectos).
Mientras tanto, esperan abrir otro centro, el de Roque de los Muchachos, este dedicado a otro punto fuerte de la isla: la observación astronómica. Detrás de todos ellos está Sodepal, sociedad de promoción y desarrollo de la isla de La Palma y la Consejería de Turismo.
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