El Vaticano descubre a Ramón Pané, primer evangelizador, etnólogo y lingüista en América
Acompañó a Colón y escribió la «Relación acerca de las antigüedades de los indios»
Gracias al esfuerzo de un grupo de admiradores en América, el Vaticano ha descubierto a Ramón Pané, un joven misionero de 25 años que acompañó a Cristóbal Colón por orden de la reina Isabel la Católica y se convirtió en el primer etnólogo, antropólogo, alfabetizador y lingüista del Nuevo Mundo, según ha explicado el jueves el cardenal de Tegucigalpa, Óscar Rodríguez Maradiaga, en la presentación del documental «El primer evangelizador de América. Ramón Pané».
El joven lego estaba en abril de 1493 en el Cenobio de Oración de los Jerónimos en la Murtra (Badalona), donde los Reyes Católicos recibieron al Almirante, quien traía consigo no solo la gran noticia del descubrimiento sino también un grupo de indígenas taínos de la isla de La Española, hoy República Dominicana y Haití.
La Reina Isabel dio orden de que se respetase y evangelizase a los indios, y Ramón Pané se hizo a la mar con Cristóbal Colón en su segundo viaje al Nuevo Mundo, donde ayudó a la construcción del primer templo -en lo que hoy es Puerto Plata, República Dominicana- y participó en la primera misa celebrada en América el 6 de enero de 1494.
A continuación se internó en la isla para convivir con los indígenas taínos, aprender su idioma y explicarles con mucha paciencia y calma la fe cristiana. En 1496, al cabo de dos años y medio de amistad, bautizó al cacique Guaticaba, quien se convirtió en su compañero de evangelización, con el nombre de Juan Mateo.
Por desgracia, Juan Mateo y quince miembros de su familia fueron asesinados más adelante a causa de su conversión. En una carta de 1994, san Juan Pablo II los declaró los primeros mártires de América.
Por orden del Almirante, el hermano lego de la orden de los Jerónimos escribió la «Relación acerca de las antigüedades de los indios», conservada gracias al padre Bartolomé de las Casas pero apenas conocida en España hasta que fue publicada en el siglo XIX.
Algunos pensaban que Ramón Pané podría ser un pseudónimo o un personaje legendario hasta que la investigadora Consuelo Varela encontró en el Archivo de Simancas el testimonio del misionero junto con el de otros veintiún testigos de cargo en el proceso que llevó a la destitución de Colón.
Pané vivió dos meses con los indígenas macorís y más de dos años con los taínos, integrándose en su cultura y llegando a dominar las respectivas lenguas. Se convirtió en defensor de sus derechos frente a cualquier abuso o a la evangelización forzada.
Entre los motivos que contribuyeron a la pérdida de su recuerdo durante cinco siglos figura el hecho de que los Jerónimos no se dedicaron a la evangelización de América , una tarea que sería confiada sobre todo a los Agustinos, Franciscanos y Jesuitas.