Valladares (CSIC), tras tintar el Congreso: «Ni yo estoy cómodo con lanzar remolacha, pero con el clima no hay término medio»
El científico que participó en la polémica protesta climática dice que su reputación «está en juego, haga o no haga»
Los científicos por la «revolución climática» tiñen de rojo las columnas del Congreso de los Diputados
En dos años ha pasado de comparecer como experto dentro del Congreso de los Diputados a protagonizar una protesta climática que ha teñido de rojo la puerta de los Leones . «¡ Vándalos !», les gritó un camionero, recuerda con cierta amargura Fernando Valladares, biólogo y profesor de investigación CSIC. «Ni yo mismo me siento cómodo, daño la imagen de científico moderado, pero con el cambio climático no caben términos medios», asegura un día después. Aunque, según defiende, su reputación «profesional y personal está en juego, haga o no haga».
En una polémica actuación, medio centenar de catedráticos, investigadores, funcionarios y profesores agrupados en la organización ‘Rebelión Científica’ lanzaron el miércoles remolacha con agua a la fachada y las escalinatas de la Cámara Baja. Protestaban contra la inacción en la lucha contra el cambio climático y les valió incluso el reproche de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. «No comparto la idea de que lanzar pintura contra la fachada de las Cortes sea la mejor manera de lograr nuestros objetivos», dijo.
Valladares era uno más de la protesta (la organización no tiene ‘líderes’), pero sí es una de las voces científicas más conocidas en España en temas climáticos. Asesoró a la comisión del Congreso que estudiaba la ley de cambio climático y es un habitual en charlas, conferencias y medios de comunicación. Ahora, entiende que «algunas puertas se te puedan cerrar» y que «se hayan roto algunas confianzas», aunque espera que no. «Siempre he sido muy transparente», dice. Tampoco sabe «hasta qué punto en el CSIC avalan las maneras de expresarlo, probablemente prefieran que sigamos con conferencias» o si tomarán medidas disciplinarias como una bajada de sueldo.
Pese a la polémica, el experto defiende la protesta como un «acto de trabajo» , por lo que no pidió horas o el día libre. «Un funcionario público lo que tiene es la independencia de los poderes políticos, para poder asesorar, informar y decir, independientemente de que sea apropiado al partido político», asegura. «Ejercimos de una forma inusual y diferente, pero ejercimos nuestro trabajo , que no es solo publicar artículos científicos e investigar, sino atenernos a las consecuencias de nuestra ciencia».
El problema, dice, es que «los científicos ya no saben qué hacer» para trasladar la urgencia del cambio climático y cómo las medidas que se están tomando llevan al planeta a un calentamiento global que excederá los 2 grados o 3 grados este siglo, frente al 1,1 en el que se encuentra actualmente. « Es un escenario en el que muere mucha gente. Tenemos que hablar de muertes. A todos nos preocupan la muertes de Ucrania, claro, pero estamos hablando de muertes evitables si abordamos el cambio climático y por eso los científicos recurrimos a la remolacha con agua para exponer ante la entidad que representa la democracia y la toma de decisiones que nos estamos jugando la vida».
Críticas
Es consciente de las críticas, que se reparten con otros miembros de ‘Rebelión Climática’ que han participado o secundado las protestas, como Jorge Riechman , de la Universidad Autónoma de Madrid o Marta Rivera , científica de la Universidad de Vic-UCC y autora en los informes del Panel de Intergubernamental en Cambio Climático de la ONU (IPCC). Han acudido a «acciones disruptivas de desobediencia», al igual que la organización de la que beben, ‘Extinction Rebellion’, que pide a los gobiernos que reconozcan la «emergencia climática», una huella de carbono cero y que se creen ‘jurados populares’ que decidan sobre todos los aspectos relacionados con el cambio climático.
«Ya han salido tertulianos, de análisis my frívolos, sobre los actos de ayer. De que "son cuatro gatos" y "apoyan a antisistemas vandálicos" . Esto va en línea de lo que nos preocupa: que haya gente que se lo crea. Si se lo creen, están no queriendo mirar la emergencia del cambio climático», dice Valladares, quien pide que antes de «juzgarles» se analice qué les ha llevado a «salir del confort de los laboratorios». «Nos genera muchos conflictos personales, laborales y éticos. No lo pasamos nada bien. No solo por las sanciones o las horas de arresto . No somos hooligans, no tenemos diversión por la violencia», explica.
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