Vacunación masiva de temporeros en Aragón y Cataluña tras el fiasco de 2020
Con la campaña de recolección recién iniciada, las autoridades se apresuran a inmunizar por primera vez a miles de trabajadores agrarios con Janssen
Estas son las comunidades que permiten pedir cita previa para vacunarse

Varios cientos de temporeros y trabajadores de centrales hortofrutícolas de Aragón hicieron ayer nutridas colas en varios puntos de la comunidad para vacunarse contra el Covid . Fue el caso de Caspe, en Zaragoza, epicentro de una de las mayores zonas ... fruteras de Aragón. Allí, la vacunación ha comenzado cuando ya llevan varias semanas recogiendo la cereza. En otras zonas en las que la recolección empieza más tarde, esta inmunización ha llegado con amplio margen, como en Calatayud (en la misma provincia), donde ayer se vacunó a 162 trabajadores agrarios y muy pocos eran temporeros; los más, operarios de plantas de manipulación, donde la mano de obra mayoritaria es femenina.
Aragón inauguró ayer su vacunación masiva con Janssen . Una única dosis para acelerar la inmunización de grupo en un colectivo en el que, de forma controvertida, las autoridades autonómicas apuntaron como origen del primer gran rebrote que se produjo en esta parte de España a finales de junio de 2020. El Gobierno de Javier Lambán llegó a asegurar que la oleada de Covid que azotó a Zaragoza capital durante el pasado verano tenía su origen en temporeros de zonas agrarias situadas a cientos de kilómetros de esta gran urbe.
Un año después de aquel fiasco que convirtió a Aragón en el foco más severo de rebrote del Covid , las autoridades autonómicas se apresuran a vacunar masivamente y por primera vez a los profesionales del campo, temporeros o no. Empezaron ayer. Unos días antes arrancó en la provincia de Lérida.
Un dispositivo complejo
«Nos pidieron que facilitáramos los listados de trabajadores y desde el centro de salud nos han programado las vacunaciones, incluso para trabajadores auxiliares que no trabajan directamente en el campo, pero que están en contacto y es conveniente inmunizar también», explicaba ayer a ABC un empresario agrícola de la zona del Jalón, satisfecho por el dispositivo que ha puesto en marcha la Sanidad aragonesa.
«La organización de esta vacunación es laboriosa, porque requiere depurar los listados de trabajadores que han enviado las propias empresas hortofrutícolas , que han de ser cotejados con la base de datos del sistema aragonés de salud», explicaban desde la Consejería de Sanidad.
Ha habido un intenso trabajo organizativo previo desde los centros de salud, cuyo personal administra las dosis de Janssen en múltiples sedes habilitadas específicamente para la ocasión. También han formado a equipos que se desplazan a algunas empresas agrícolas donde hay muchos trabajadores a inmunizar -así evitan desplazar grandes grupos a otros puntos-. De esta forma ocurrió ayer, por ejemplo, en la mayor empresa hortofrutícola de Calatayud, en la que se administraron 135 vacunas en un par de horas y al aire libre para evitar riesgos de contagio.
«Algunos recelan de la vacuna», relataba a este diario otro empresario agrícola de la zona de Caspe. Dice, como curiosidad, que en su explotación los más escépticos son los trabajadores de origen rumano . Pero no pasa de ser una mera anécdota. La inmensa mayoría de los trabajadores agrarios están satisfechos de recibir la vacuna mientras la gran parte de la población la sigue esperando. Lo reconocían abiertamente muchos de los que aguardaron pacientes la cola a las puertas del centro de Caspe (el pueblo del que desciende el doctor Fernando Simón) que se habilitó para esta vacunación. Rumanos, magrebíes y subsaharianos conforman la inmensa mayoría de esta mano de obra decisiva para la economía de amplias zonas de Aragón. Muchos de ellos llevan años afincados en esos municipios.
En la comunidad maña, la vacunación arrancó de forma simultánea en cinco comarcas fruteras : las zaragozanas de Calatayud, Valdejalón (La Almunia de Doña Godina) y Bajo Aragón-Caspe; y las oscenses de Bajo Cinca y Cinca Medio, que lindan con Lérida. En esta primera tanda se administran 2.500 dosis de Janssen. Las primeras -varios cientos- se inyectaron ayer. El resto, en los próximos días. Conforme avancen las semanas y la campaña de recolección se irán extendiendo los pinchazos.
Riesgos a controlar
Caso aparte son las bolsas de temporeros sin trabajo , que a menudo afloran en zonas fruteras. Ese es un foco de riesgo distinto y al margen de esta campaña de vacunación masiva que, por evidentes limitaciones organizativas, solo ha podido planificarse entre quienes están identificados como trabajadores de explotaciones agrícolas.
En Cataluña, tanto el Gobierno de la Generalitat como los alcaldes se ven tradicionalmente superados por la llegada de más de 20.000 temporeros para trabajar en la campaña de la fruta de Lérida. Año tras año, y pese a lo previsible de la situación, las administraciones son incapaces de evitar que un buen puñado de estos trabajadores estacionales se vean abocados a dormir en las calles. En 2020, con el agravante de la pandemia, la situación volvió a desbordarles: se dispararon los contagios y la Generalitat se vio obligada a confinar la comarca ilerdense del Segre.
Ahora, tras ciertos titubeos, el Gobierno catalán ha reaccionado a las demandas de los alcaldes de la zona para llevar a cabo una gran vacunación de temporeros y trabajadores del campo: «Este año hemos empezado con más tiempo, hemos aprendido mucho y se ha trabajado para no volver a pasar por la situación del año pasado», dijo la consejera catalana de Agricultura, Teresa Jordà. Se está vacunando tanto a temporeros como a trabajadores de las plantas de procesamiento, incluido el personal de oficinas.
La campaña comenzó el pasado miércoles con la monodosis de Janssen. El Govern también ha contratado a una docena de mediadores para superar la barrera del idioma. Se les atenderá en francés, inglés, árabe, rumano, amazigh o rifeño, y se encargarán de estar cerca de ellos, atentos a sus necesidades. La intención es que a finales de semana unos 3.500 trabajadores y temporeros de Lérida ya estén vacunados.
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