La ONU urge a restaurar una superficie equivalente a China para evitar una debacle natural y climática
Cuantifica en diez años el plazo máximo para reparar mil millones de hectáreas, una acción con la que se lograrían «ganancias masivas», dice en un informe
![Imagen de archivo de un árbol solitario en lo que antes fue selva en el estado de Mato Grosso, Brasil](https://s1.abcstatics.com/media/sociedad/2021/06/03/matogroso-k33--1248x698@abc.jpg)
La tierra se agota . El planeta lo está advirtiendo con la caída del rendimiento de los cultivos, con la desaparición de polinizadores o con desiertos que cada año ganan más terreno. La sobreexplotación de los recursos naturales está acabando con su capacidad para regenerarse. Conservar los ecosistemas sanos del planeta ya no es suficiente para evitar el colapso de la naturaleza. Según advierte la ONU en un informe publicado este jueves, en una década los países deben restaurar mil millones de hectáreas degradadas , un área similar a China, para evitar una debacle climática y de biodiversidad. Y deberían hacer lo mismo con los océanos.
La ONU lanza con este informe titulado 'GeneraciónRestauración' el Decenio sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), tras constatar que desde 1700 han desaparecido el 87% de los humedales continentales del mundo, que cada año entre 2015 y 2020 se perdieron 10 millones de hectáreas de bosque, o que un tercio de las especies de peces comerciales están sobreexplotadas. Todos los ecosistemas del planeta, desde los bosques, las tierras de cultivo y las montañas hasta los océanos y los ríos están siendo dañados a una velocidad a la que no pueden recuperarse. Y devolver la vida a estos espacios es crucial para el futuro del ser humano. Solo respecto a la producción alimentaria, las proyecciones apuntan a que en 2040 la degradación de la tierra reducirá un 12% las cosechas, lo que provocaría que los precios se disparen hasta en un 30%.
«La degradación ya está afectando el bienestar de aproximadamente 3.200 millones de personas , es decir, el 40 por ciento de la población mundial. Cada año perdemos servicios de los ecosistemas que valen más del 10 por ciento de nuestra producción económica global», aseguran en el prólogo del informe la directora ejecutiva de la agencia de Medio Ambiente de la ONU, Inger Andersen, y el director general de la FAO, QU Dongyu. Porque una naturaleza sana aporta un aire y un agua más limpios, dan cosechas más abundantes o suavizan los golpes del clima extremo, entre otros.
Ganancias
Hay múltiples ejemplos de la restauración del planeta que pide la ONU. Los diez mil millones de árboles para 2023 que está plantando Pakistán en un intento de reducir su vulnerabilidad ante las inundaciones, sería uno. O la Gran Muralla Verde africana , un proyecto que arrancó en 2007 y que trabaja en frenar el avance del desierto en el Sahel. Por ahora, han plantado 200 millones de árboles y han logrado restaurar 20 millones de hectáreas. Con ello, además, se crearon más de 350.000 puestos de trabajo y se generaron alrededor de 90 millones de dólares en ingresos, según el primer informe de evaluación de la iniciativa.
Porque un ecosistema sano no es simplemente «algo bonito de tener», critica la ONU. Las ganancias económicas y sociales de llevar a cabo este tipo de restauraciones medioambientales serán «masivas» . Pueden evitar el 60% de las extinciones de especies previstas, tienen el potencial de mejorar la seguridad alimentaria de 1.300 millones de personas y proyectan beneficios económicos. Por cada dólar invertido en la restauración de ecosistemas se generan otros 30 de beneficio, calcula.
«El coste de la inacción es mayor que el coste de la restauración», asegura el informe, que también destaca que la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza y que se podrían perder alrededor de 10 billones de dólares en el PIB mundial para 2050 si los servicios que prestan los ecosistemas continúan disminuyendo.
![Río Guadiana, a su paso por Castilla-La Mancha](https://s2.abcstatics.com/media/sociedad/2021/06/03/guadiana-k33--510x349@abc.jpg)
También se considera esencial para lograr los objetivos climáticos y evitar que el planeta llegue a los 2ºC de calentamiento global, el límite de «seguridad» a partir del cual los científicos prevén que las olas de calor, las sequías, los huracanes o las inundaciones se multipliquen de forma exponencial. Así, la restauración de los ecosistemas pueden suponer por sí mismas un tercio de las acciones necesarias para reducir las emisiones de CO2 en 2030.
A todos los niveles
«Algunos ecosistemas ya han colapsado y muchas especies ya se han extinguido, pero quizá podamos reducir la velocidad a la que esto ocurre (que es muy rápido) si cambiamos radicalmente nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza, y en especial nuestros hábitos de consumo», explica la ecóloga Mª Dolores Jiménez, coordinadora del máster en Restauración de Ecosistemas de la Universidad Complutense de Madrid. Según apunta, desde hace muchos años hay suficientes evidencias científicas de que las personas que habitan en ciudades o regiones contaminadas, sufren más enfermedades que las personas que disfrutan del aire limpio, del agua limpia, etc. y es que sabido que los ecosistemas saludables nos proveen de este tipo de servicios.
Hoy los principales factores que impulsan la degradación del suelo son el sistema de producción de alimentos y la modificación del paisaje, junto con el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras. Por eso, todos los proyectos que ayuden a alcanzar el objetivo de restaurar mil millones de hectáreas en todo el planeta son igual de importantes, defiende la ONU. Se pueden llevar a cabo también en las ciudades, que pide reverdecer. Se puede cultivar árboles, repoblar los jardines con especies silvestres o limpiar ríos y costas. «Al participar en la restauración, todos, desde gobiernos y empresas hasta grupos e individuos de la sociedad civil, pueden contribuir a restablecer nuestra relación con la naturaleza», concluye la ONU.