La última residencia en recibir EPI, la primera en vacunarse

En Los Olmos de Guadalajara no se olvida cómo les tocó luchar contra el coronavirus durante la primera ola de la epidemia

Quienes no deben vacunarse contra el coronavirus

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La directora de la residencia, comenta con los periodistas la primera jornada de vacunación

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La residencia Los Olmos fue el escenario de la primera vacunación en España . El domingo todo era celebración y alegría delante de las cámaras de la televisión pública, que transmitieron en directo cómo Araceli Hidalgo, de 96 años , y la auxiliar de enfermería, Mónica Tapias, de 48, recibían los primeros «pinchazos españoles» . Al margen de la real emoción de la residente y la trabajadora, el Gobierno evitó hacer cualquier tipo de declaración que se saliera del guión propagandístico y triunfalista de una vacuna que, en realidad, es un éxito europeo. Pero fuera de ese guión hay una realidad más dura. Esta residencia ha sido una de las más golpeadas por el Covid en Guadalajara . Sobre todo por la falta de equipos de protección individual (EPI).

«Bolsas de basura»

Paz Camacho Flores, técnica en cuidados auxiliares de enfermería y con 15 años de trabajo en el centro, denuncia que tuvieron «problemas de suministro». «La directora tenía que ir a buscarlos en su coche particular porque no teníamos cómo hacernos con ellos». Esta situación llevó a que, como ocurrió también en otros geriátricos y hospitales, el personal sanitario se viera obligado a ponerse «bolsas de basura para protegerse» , recuerda Camacho Flores.

«No podíamos abandonarles aunque no contásemos con los equipos de protección adecuados, aunque nos viésemos desvalidas y exhaustas por estar envueltas en plástico sin poder quitarnos las mascarillas ni para beber agua en horas. Nos sentíamos mal cuando nosotras mismas caíamos enfermas , porque también nos alcanzó, y dejábamos a las compañeras solas sin nuestra ayuda y apoyo», recuerda esta técnico, que lamenta que ayer se hablara solo de la parte buena pero no se recordara a los fallecidos.

Treinta fallecidos

En Los Olmos las muertes ascendieron a una treintena. «No olvidemos , ocultados tras lo trascendente de la vacuna, a todas aquellas personas que han perdido su vida , en tantos centros residenciales, sin oportunidad ni de continuar con su vida, ni de dejarla dignamente. Ningún familiar les pudo despedir, nadie les pudo acompañar, ni siquiera pudimos explicarles por qué: o no lo entendían o al día siguiente se les había olvidado que situación había propiciado que pasaran los días, uno tras otro, en una habitación donde sólo recibían los recursos básicos o especializados para mantenerse con vida», denuncia Camacho Flores.

El personal de la residencia Los Olmos recibió la noticia de que iban a ser los primeros en vacunarse el pasado día 23 . Pero la información fue muy escueta. De hecho, según relata Camacho Flores a través lo que le transmitieron sus compañeros, la directora y el médico presente en la reunión les dijeron que las dudas se las resolverían el mismo día de la vacunación. Teresa, una trabajadora que se vacunó ayer, suscribe las palabras de Paz. Asegura que la campaña de vacunación fue «demasiado rápida» .

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