Un tribunal italiano absuelve a un policía que fichaba su entrada al trabajo en calzoncillos
Fue expulsado del ayuntamiento de San Remo y su imagen se convirtió en viral como símbolo del absentismo en la administración pública
Una pequeña historia puede ser reflejo de un sistema. Hace ahora cuatro años el policía municipal Alberto Muraglia, hoy con 58 años, de la ciudad costera de San Remo, en la región de Liguria, fichó su entrada al trabajo en camiseta y calzoncillos .
Era su práctica habitual: acudía en paños menores y tras fichar retornaba a su casa , situada en el mismo edificio que los locales municipales. Muralla se ganó fama de funcionario vago e irresponsable y se convirtió en un símbolo del absentismo laboral en la administración pública . Hasta el primer ministro de la época, Matteo Renzi, llegó a afirmar: «Hemos visto cosas de locura como en San Remo, donde había quien fichaba y luego se marchaba, anunciando duras medidas y el uso de ''puño de hierro'' frente a los que acuden al trabajo, fichan y luego se ausentan, con su expulsión de su cargo en 48 horas«.
El ayuntamiento de San Remo abrió una investigación, que se cerró de forma espectacular: 35 funcionarios , entre ellos Alberto Muraglia, acabaron en arresto domiciliario con la acusación de fraude al Estado , porque tras fichar se marchaban, algunos a hacer deporte o de compras. Fue un terremoto judicial y administrativo. La fotografía y un vídeo de Muraglia en calzoncillos se hizo viral en las redes sociales y en las televisiones. El policía municipal se convirtió en el hazmerreír de los italianos durante muchos días.
Sentencia sorprendente
Ahora llega una sentencia sorprendente que deja boquiabiertos a muchos italianos. El juez de Imperia, Paolo Luppi, lo ha absuelto porque «el hecho no subsiste y no constituye un delito» . Según el abogado defensor, Alessandro Moroni, es legítimo que el policía fichara al inicio de su turno y luego se marchara a su casa a ponerse el uniforme.
Tampoco se ha visto como delito el que a veces fuera la hija de Alberto Muraglia la que fichara en nombre de su padre . El policía Muraglia, tras recibir la noticia de la plena absolución, ha declarado: «Ahora quiero volver a mi viejo trabajo. He pasado cuatro años de tortura mediática, ante lo cual se puede reaccionar de dos modos: Con depresión o con serenidad e ironía. Yo elegí la segunda, pensando en mi mujer y mis hijos, no podía aparecer destruido».
El escritor Massimo Gramellini afirma con ironía que se trata de una «sentencia histórica que obligará a los chismosos a suspender su juicio incluso ante la evidencia», y cita la historia del «bienhechor» sorprendido por la policía cuando salía por la ventana de una villa cargado con el botín robado: «Oí rumores sospechosos en la casa y me colé por la ventana –explicó el ladrón a los policías-. Apenas me vieron los ladrones, se escaparon y yo recogí el saco para llevarlo a ustedes a la comisaría, pero por fortuna ¡ya están aquí!».
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